Producido con el intento de crear una serie de imágenes que transmitieran la invencibilidad, el Regreso de Donald Trump a La Casa Blanca tras tres días en un hospital militar, lejos de ser apoteósico fue caótico y presentó a un anciano enfermo esforzándose por oxigenar su obesa humanidad. 

El Regreso se anunció desde las 3 de la tarde cuando los galenos que han tratado al paciente de Covid-19, en conferencia de prensa, emitieron una serie de diagnósticos contradictorios que dejaron al país y el mundo tan mal informados o peor de lo que estaban antes de la conferencia. No se sabe cuándo fue infectado, ni en qué tipo de actividades participó desde que supo que era portador del virus que en EUA ha cobrado un saldo de 206,000 vidas, infectado a millones más, y causado descalabros nunca vistos en la economía. 

El Regreso fue enmarcado por el constante goteo en los noticieros de nuevos infectados en el círculo presidencial, la mayoría personas  que habían asistido a un evento en La Casa Blanca en el cual casi nadie usó máscara. 

El Regreso, para la campaña por la reelección de Trump, serviría para crear una serie de anuncios, los que van a pasar en noticieros como Fox, vehículos de propaganda de la administración, por las redes sociales con la esperanza de recuperarse del cachetadón que recibió en su primer debate y la desventaja que sufre ante la candidatura de Joe Biden. 

El Regreso perseguía, en lenguaje publicitario, convertir un negativo en positivo. El  anuncio de los médicos. La expectativa desde las 3pm a las 6:30 hora pico de los noticieros. La salida caminando solo. El helicóptero. La llegada a La Casa Blanca. Saludo militar. Subida por la escalera hasta el balcón. El retiro de la máscara. Saludo militar. Angulo dramático. 

Dijo el presidente que había vencido al Covid-19. “Hay algo seguro: No dejes que te domine. No le temas. Vas a vencerlo”. 

Al dar de alta a Trump, los médicos del hospital afirmaron que cumplía todos los requisitos para ser dado de alta, algo que comentaristas cuestionan. Igualmente indicaron que no se ha recuperado totalmente.

Por lo que se sabe, está recibiendo fuertes dosis de esteroides, además de drogas experimentales a las que pocos estadounidenses tienen acceso. El presidente puede tener sus facultades afectadas por el efecto de las drogas y actuar de manera errática.

Algo así se vio en el hospital. Un día lo fotografiaron firmando papeles en blanco. “Está revisando documentos”, dijo su secretario. Ese mismo día, lo sacaron a dar una vuelta en auto para saludar a sus partidarios — se refiere a ellos como “fans” (fanáticos) — porque estaba aburrido. Puso en peligro de contagio a su escolta y el conductor del vehículo en que iba.

Mike Allen de Axios, recoge en su boletín matutino algunos comentarios de empleados de La Casa Blanca. “Es una locura que regresara a la Casa Blanca y pusiera en peligro la salud de su personal cuando todavía estamos conociendo nuevos casos entre el personal superior. Este lugar es una fosa séptica.

“Estaba tan preocupado por impedir noticias que causaran vergüenza que expuso a miles de miembros de su propio equipo y a sus simpatizantes a un virus mortal. Nos ha mantenido en la oscuridad, y ahora nuestros cónyuges e hijos tienen que pagar el precio. Es simplemente egoísta”.

El panorama general: la Casa Blanca, a pesar de tener acceso infinito a los mejores recursos disponibles, continúa respondiendo a su propio brote de coronavirus de la manera más imprudente posible.

“La Casa Blanca solo está haciendo un seguimiento mínimo de los contactos y no ha buscado la ayuda de los CDC … han decidido no rastrear los contactos de los asistentes al evento Rose Garden del fin de semana pasado que celebró la nominación de la jueza Amy Coney Barrett a la Corte Suprema”.

Aunque no haya sido el tipo de regreso que esperaban los asesores de Trump, no cabe duda de que ha regresado. Trajo consigo el caos, la mediocridad, la capacidad de ensuciar todo lo que toca, de destrucción generalizada, que ha marcado a su administración desde el día 1.

Pero los trajo a una Casa Blanca golpeada, desmoralizada, que en vez de ser el centro del mundo es un foco infeccioso del peor virus que haya visto la humanidad en un siglo.

Donald Trump está de vuelta en La Casa Blanca.