Los enemigos de Donald Trump aseguran que los constantes y cada día más agresivos mensajes por Twitter indican que la presión es demasiada intensa; sus defensores dicen que no es así. De lo que no cabe duda es que en estos momentos enfrenta ataques por tres flancos.
El primero es el juicio de Paul Manafort, ex-presidente de la campaña Trump 2016 y acusado de cargos criminales que incluyen fraude fiscal, evasión de impuestos y lavado de dinero. El jurado lleva cuatro días sin todavía llegar a una decisión.
Además, el New York Times informó durante el fin de semana que Donald McGhan, abogado de la Casa Blanca, ha colaborado con la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre posible conspiración con Rusia y obstrucción a la justicia.
Y, se ha informado además que en el Segundo Distrito de New York investigadores federales están a punto de formular cargos criminales contra Michael Cohen, que trabajó durante mucho tiempo con y para Trump.
Ninguno de estos eventos significa necesariamente el fin de la presidencia deTrump. De hecho, un resultado inesperado como la absolución de Manafort, podría darle un breve impulso, hasta el próximo juicio de Manafort que tendrá lugar en septiembre ante un tribunal de Washington D.C. Según informes, los fiscales tienen el “doble de la evidencia” que presentaron en el primer juicio.
El juicio de Manafort (que puede llegar en cualquier momento) será un barómetro sobre la investigación del fiscal independiente Mueller, que desde marzo 2017 está escarbando las relaciones de Trump con Rusia.
Pero los tres juntos aumentan la presión sobre un presidente que desde el primer día en el cargo ha enfrentado serias dificultades.
Si hay algo que el presidente haya ocultado en su pasado, (como sus declaraciones de impuestos sobre la renta, y sus relaciones comerciales con Rusia), podría salir en cualquier momento.
Trump se sigue defendiendo con enorme tenacidad.
Ha retirado las credenciales de seguridad un ex-funcionario de inteligencia que lo ha criticado. Y ha amenazado con suspender las de varios otros. Ello le ha causado fricciones con la comunidad de funcionarios retirados de la inteligencia con un creciente número de ellos pronunciándose en contra del presidente.
Desde su cuenta en Twitter no pasa un día en que Donald Trump no denuncie la investigación, llamándola una “tragedia nacional”, “macartismo”, “cacería de brujas”, “desgracia desacreditada”. Sostiene que carece de fundamento y no es sino un ataque en contra de él, y la agenda de los republicanos.
Los aliados del presidente apoyan este uso de Twitter, el cual ven como una defensa necesaria en contra de lo que consideran el “estado profundo”.
Pero los enemigos de Trump dicen que son clara indicación de que el asedio está teniendo resultados. Que el círculo se va cerrando en torno a la presidencia.
Los medios discuten abiertamente el posible juicio político — impeachment — de Trump. Los republicanos esgrimen dicha posibilidad para movilizar a sus partidarios en las elecciones de medio término con la esperanza de mantener control de la Cámara de Representantes. Dicen que de perder control del Congreso las consecuencias serían nefastas para el presidente Trump.
Queda por evaluarse el efecto de las conversaciones entre Donald McGhan, el abogado de la Casa Blanca, y los investigadores de Mueller. Aunque, inicialmente se dijo, que la presidencia había permitido estas reuniones, como muestra de la transaparencia por no tener nada que ocultar, según el informe del Times McGahn temía que se le fuera a achacar la culpa.
La investigación a Michael Cohen incluye US$20 millones en préstamos que obtuvo para su negocio de taxis en New York. Ello puede abrir muchos secretos. E incluso obligar a Cohen a implicar a Trump, si ha cometido una acción cuestionable.
Cohen colaboró con Trump durante más de una década. Se le conocía como el hombre que “resolvía” problemas de Trump, incluyendo pagos a mujeres para comprar su silencio. Y quién sabe qué más. Se le apodaba “Tom”, por Tom Hagen, el abogado del Padrino, en la emblemática serie de los Corleone.
Cohen ha dicho que su prioridad principal es defender a su familia, lo cual se ha interpretado como cierta disposición a colaborar con los investigadores.
Cohen ha estado vinculado durante años con la llamada Russian Mafya: Gángsteres rusos basados en Brighton Beach, en Brooklyn, que llevan años involucrados en actividades criminales y que desde el colapso de la URSS en 1992, han creado vínculos con los oligarcas rusos.
A diferencia de Cohen, Manafort no ha dado a entender que está dispuesto a colaborar con el fiscal independiente. Este primer juicio por 18 cargos criminales derivados de su trabajo con un expresidente de Ucrania. Su exhoneración sería un alivio para Trump.
Pero como están las cosas breve y muy temporal.