McCainEn la madrugada del viernes 28 de julio, mientras dormía la mayoría de estadounidenses, el presidente Donald Trump sufrió la derrota política más grave de su presidencia, una de proporciones cataclímiscas que podría ser muy difícil superar.

El Senado de la nación, no obstante su mayoría republicana y siete años de labores y promesas de que revocarían la ley de salud conocida como Obamacare, no logró obtener los 51 votos necesarios y, al menos por ahora, decidieron archivar su proyecto de ley.

El resultado tomó por sorpresa a muchos observadores, que no esperaban que el Senador John McCain, diagnosticado con cáncer del cerebro solo días antes, votara en contra de los lineamientos de su partido y su presidente que habían invertido enorme capital político en revocar la ley de salud asequible.

La derrota parlamentaria dejó al desnudo las serias debilidades políticas del presidente, quien ha resultado incapaz de unir a su partido. Los republicanos hoy día controlan la presidencia y ambas cámaras del Congreso. Aún así, no han podido deshacerse de Obamacare, cuya eliminación fue una de las principales promesas durante la campaña 2016.

El congreso ahora se dedicará a otros asuntos — entre ellos la reforma tributaria.

Esa tarde, Trump anunció que reemplazaría al Secretario de la Presidencia, Reince Preibus.

Preibus, ex director del Comité Nacional Republicano y como tal parte del establishment republicano, traía a su cargo una serie de contactos en los corredores del Congreso y conocimiento del funcionar diario del gobierno.

No se sabe hasta qué punto el reemplazo de Priebus, el general retirado John Kelly, posea estas aptitudes. Y ésta es un área clave para la Casa Blanca, que tras seis meses en el poder sigue funcionando a nivel de tercera división, con errores, torpezas y frustraciones a granel. Además, se ha convertido en el hazmerreír de los principales humoristas del país.

Solo el día antes, Priebus había sido objeto de un visceral ataque por parte de Anthony Scaramucci, el multimillonario neoyorkino director de un fondo de cobertura, que recién había ocupado el cargo de Director de Comunicaciones de la Casa Blanca, anunciado la semana pasada, el cual a su vez había causado la renuncia de Sean Spicer, portavoz de la presidencia.

El voto de McCain estuvo cargado de drama — en lo que será un momento para la historia.

Al comienzo de la semana McCain había dejado su tratamiento médico para participar en el debate. El octogenario pronunció un discurso donde dijo, en resumidas palabras, que el Senado de EUA no tiene gloria alguna. Que sus deliberaciones se caracterizan por la disfunción partidista. Luego, a lo largo de los varios días que duró el debate, McCain se negó a decir qué posición pensaba adoptar.

Los republicanos ya sabían que dos senadoras — Olimpia Snowe por Maine y Lisa Ann Murkowski — votarían en contra de la medida. Pero esperaban que McCain se alineara, con lo cual la votación produciría un empate, que el vice presidente Mike Pence podría romper. El mismo Pence estuvo presionando a McCain hasta segundos antes de que éste votara.

Y no faltó el teatro. Lentamente, se acercó al micrófono, pidió la palabra, y con el pulgar hacia abajo mató la medida.

Así, durante esta semana que pasó, el presidente atacó inmisericordemente a su Fiscal General Jeff Sessions, hasta que senadores sureños colegas por años de Jeff Sessions, le pidieron que parara. También, el presidente asistió a la reunión anual, llamada Jamboree, de los Boy Scouts, y violando las normas de abstenerse de hablar de política, denunció a lo que él llama una “cacería de brujas” en su contra. Luego, anunció que el ejército dejaría de aceptar a las personas transgénero (sin avisar a los mandos militares). Y presenció cómo desde el West Wing de la mansión presidencial Scaramucci usaba el lenguaje más soez que se haya escuchado en el discurso político reciente de EUA.

El viernes por la tarde, enmarcado por la derrota en el Senado sobre el seguro de salud, los cambios de personal en su administración que son señal del caos, el presidente visitó Long Island, en el estado de New York, donde se dirigió a una reunión de agentes de la ley. Sugirió que fueran más violentos con los “animales” que arrestan, que los “tiren al vagón”.

Algunos grupos representando a los departamentos de la policía se han distanciado de las sugerencias del presidente.

Si se pudiera hablar de alivio para Trump en lo que ha sido la peor semana de su presidencia, no se dijo demasiado sobre el escándalo de Rusia. Pero como dijera un comentarista, ello significa poco porque todo el mundo sabe que los investigadores han estado trabajando todo este tiempo.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. Torres

 

 

 

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
Julio 29, 2017