Si la semana pasada Donald Trump explotó cuando NBC News informó que el Secretario de Estado Rex Tillerson lo había llamado un imbécil, esta semana ha comenzado con la bronca, por Twitter, entre el presidente y uno de los senadores Republicanos más importantes, Bob Corker, quien preside el Comité de Relaciones Exteriores en el Senado de EUA.
Corker, senador por el sureño estado de Tennessee en entrevista con el New York Times dijo que el presidente era inestable. . “Trump nos podría estar dirigiendo a la Tercera Guerra Mundial”.
Después dijo que, “Él me alarma. Y debería alamar a cualquiera que se preocupe por este país”.
“No creo que entienda el impacto que tiene cuando el Presidente de Estados Unidos habla y dice las cosas que él dice, especialmente en la región sobre la cual habla”.
Luego, por Twitter, agregó que, “Lástima que la Casa Blanca se ha convertido una guardería para adultos. Es obvio que alguien no fue a trabajar hoy”.
El presidente Trump ha respondido al senador en una serie de mensajes por Twitter, diciendo que al comienzo de la campaña Corker le había “rogado” que le dieran el cargo de Secretario de Estado. Agregó que Corker le pidió apoyo para su reelección y que cuando él lo negó decidió no presentarse.
Los ataques no han parado.
Esto va mucho más allá de palabras fuertes entre el presidente y el senador Corke, seãla una nota de Gerald F. Seib en el Wall Street Journal.
Refleja la situación actual que enfrenta Trump: “Un presidente sin partido”.
“Prácticamente sin poderse dar el lujo de perder un solo voto republicano en el Senado, donde su agenda está en juego, el presidente se ha aislado de dos senadores claves de su propio partido”. Primero fue con John McCain, quien se negó a apoyar el proyecto de ley presidencial sobre la salud. Ahora es con Bob Corker.
Cabe señalar que ningún senador hasta el momento se ha pronunciado en contra de Corker. Y ello significa que ya a los senadores se les ha quitado el miedo de Donald Trump.
La Casa Blanca teme que otros senadores sigan el ejemplo de Bob Corker.
Otros informes dicen que el presidente se siente totalmente aislado, que los cambios en el secretario del gabinete presidencial básicamente le han encerrado, dejándolo en medio de desconocidos. El Washington Post compara la situación actual con un caldero a punto de reventar — la presión se va acumulando y a falta una válvula de escape, la situación se complica.
Ello requiere un equipo de gente en torno al presidente con enorme paciencia para impedir que explote.
Por si fuera poco, el lunes por la tarde reventó una disputa entre la primera esposa de Trump, Ivanka, la madre de sus tres hijos mayores, quien acaba de publicar un libro “Raising Trump,” y se refirió a sí misma como “la primera dama”. Melania, la tercera esposa del presidente y actual Primera Dama, respondió diciendo que no, que ella es la primera dama, llamando las declaraciones de Ivana “ruido auto referencial que busca llamar la atención”.
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