Cortesía Washington Post

Más de 300 personas las detenidas hasta el momento por el ataque al capitolio nacional en Washington D.C. el 6 de enero y muchas están en las primeras fases de procesos legales que podrían encarcelarlos por años.

Siguen los arrestos.

El detenido más reciente ha sido Federico Klein, quien trabajó en la campaña de Trump en 2016. Klein fue arrestado el 4 de marzo en Virginia y es el primer miembro de la administración Trump en enfrentar cargos por el intento de insurrección, aunque no está claro qué acusaciones específicas enfrenta, informa Daily Beast. 

Algunos llevan un mes encanados y han comenzado a comprender el lío en el cual se han metido. Por otro lado, Meryl Kornfield, en una nota en Washington Post, presenta una actualización sobre otros casos que han ocupado titulares.

“En un berrinche ante un juez federal el jueves, Richard Barnett, lamentablemente célebre por su fotografía durante el motín del Capitolio del 6 de enero con los pies sobre un escritorio en la oficina de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (D-Calif.), gritó que ‘no era justo’ tener que permanecer en la cárcel.

“Barnett, residente de Gravette, Ark. con 60 años se quejó en una audiencia virtual de su detención preventiva después de que el juez de distrito de los EUA, Christopher Cooper, fijara la próxima fecha de audiencia para mayo.

“El gobierno sigue alargando esto y dejando salir a todos los demás”, argumentó Barnett antes de que el juez pidiera abruptamente un receso para que Barnett hablara con sus abogados, según una transcripción de la audiencia”.

“‘Todo esto ha sido una pila de mierda’ gritó el sindicado”.

Otro que ha llegado a los titulares, fue el llamado chamán, cuyo nombre de pila es Jacob Chansley, que entró al capitolio con un atuendo de pieles y cuernos. Primero estuvo en huelga de hambre porque solo consume alimentos orgánicos.

El juez lo cambió de prisión, desde la cual ahora se lamenta de que Trump no lo indultara antes de marcharse.

NBC

¿Qué tal esta? una mujer de Dallas pidió que le dieran permiso para asistir a un matrimonio en México.

En las investigaciones que se están llevando a cabo ha surgido que el ejército demoró horas en movilizar la Guardia Nacional. Ahora, informa la revista New York, están comenzando a analizar las comunicaciones entre los insurrectos y miembros del congreso.

Esto está lejos de haber terminado. Toda esta semana en el congreso se realizaron vistas públicas con diversos funcionarios de las autoridades civiles y militares de la capital estadounidense.