El folclor de nuestros países está lleno de historias de muertos que regresan en la mayoría de los casos atterorizando a los vivos. A todos nos ha dado escalofríos más de una vez cuando una tía nos contaba el caso de fulano o sutano, que se negaba a quedarse en el más allá.

Pero nadie ha oído de un caso de un pueblo que vuelva la tierra.

Es decir hasta el caso de Potosí, en el estado venezolano de Táchira, sumergido desde 1985, para crear la represa hidroeléctrica de Uribante Caparo.

Por años, lo único visible de esa población era la punta de la torre de la iglesia. Hoy en día, la sequía causada por El Niño ha dejado al descubierto la iglesia y otros edificios. El regreso a la vida de Potosí, lejos de crear miedo, ha permitido que los antiguos vecinos del pueblo refresquen sus memorias.