Solidaridad en MéxicoInforman Elisabeth Malkin, Marina Franco y Albinson Linares en el New York Times, español — CIUDAD DE MÉXICO – Los mexicanos dejaron de lado su fatiga y las pocas probabilidades de que los afectados siguieran vivos para abocarse a las operaciones de búsqueda y rescate en decenas de edificios colapsados después de que un fuerte sismo sacudiera la parte central del país y dejara 230 muertos hasta el momento, entre ellos, 25 personas en una escuela.

Miles de rescatistas y funcionarios se movilizaron hacia las fachadas dañadas y oficinas derrumbadas en toda la ciudad mientras legiones de voluntarios y habitantes ayudaban a despejar los escombros.

El bullicio y la actividad en las zonas de desastre eran un contraste con otras parte de la ciudad, donde se impuso un silencio algo inquietante por el cierre de negocios y escuelas, así como por las calles vacías en horas que usualmente son pico.

La urgencia era palpable afuera de los edificios derruidos conforme los rescatistas metían las manos entre los escombros y los voluntarios pasaban cada bloque de cemento, y otros restos, en cubetas por largas líneas que desembocaban en camiones de retiro de cascajo.

Los rescates se volvieron cada vez menos frecuentes a lo largo del día. Aunque el miércoles por la mañana hubo celebraciones después de que Sergio Iván Ruiz fue sacado de las ruinas de un edificio habitacional en la colonia Condesa donde había estado enterrado por 22 horas. Los espectadores y voluntarios aplaudieron y vitorearon el paso de Ruiz en una camilla.

“Estamos sacando escombros, trayendo comida al centro de acopio y ayudando en todo lo que podemos porque esta es nuestra ciudad y nada nos la va a quitar”, dijo Israel Rodríguez, un rescatista de 32 años.

En ese edificio de la Condesa, como en otros, había cierto sentido de impotencia al lado de la angustia de familiares en espera de saber algo sobre sus seres queridos atrapados en las ruinas.

“Mi hermano sigue adentro, no sabemos nada de él”, dijo Cinthia Escamilla, de 34 años, en espera de información sobre su hermano Jonathan Noé Escamilla, de 38 años.

En total, el gobierno de Ciudad de México indicó que había 39 estructuras completamente destruidas y todo el personal de emergencia –unas 50.000 personas– estaba activo junto con otros funcionarios, de acuerdo con el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera.

“En todos los demás, absolutamente todos, estamos con un protocolo de búsqueda de personas”, dijo Mancera. “Estamos partiendo de la base de que podemos encontrar todavía a personas allí con vida. El rescate va a seguir así de manera prácticamente manual para no meter maquinaria pesada hasta que no tengamos 100 por ciento de seguridad”.

El gobierno capitalino indicó que más de 50 personas habían sido rescatadas hasta el miércoles de edificios en toda la ciudad.

Sin embargo, el saldo total del sismo aumentó a 230, dijo Luis Felipe Puente, director de Protección Civil federal. Cien de los fallecidos eran en Ciudad de México, 71 más del estado de Morelos, 43 de Puebla, 12 de Estado de México, 4 de Guerrero y 1 de Oaxaca.

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Artículo completo en español, New York Times

 

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