En marzo del 2009, el gobierno mexicano publicó una lista de los presuntos líderes de los carteles de la droga.

Aparecen con nombre, apellido, apodo, cartel y las recompensas por su captura que alcanzaron hasta 30 millones de pesos (US$2 millones).

Según The Economist, la decisión en sí de publicar esta lista tenía un riesgo elevado: el de avergonzar al gobierno en caso de que quedaran libres al cabo de cierto periodo.

Tres años y medio después, dice The Economist, las fuerzas de seguridad han arrestado a 16 de ellos y ultimado a siete. Dos más han sido asesinados por sus rivales.

Eso deja sólo 12 libres, entre ellos el capo del cartel de Sinaloa Joaquín “El Chapo” Guzmán, el más temible y más buscado.

Bajarse tantos capos de los carteles es un éxito para Felipe Calderón, cuya presidencia finaliza el 1 de diciembre, dice The Economist.

A pesar de todo, la tasa de homicidios es casi dos veces mayor que cuando asumió el cargo hace seis años.

Y, señala, matar a un capo no necesariamente elimina la violencia ya que puede dar lugar a una guerra interna entre sus lugartenientes, alimentando la violencia.

En otros casos, las capturas individuales parecen haber ayudado, dice.

Por ejemplo, José Antonio Acosta, que admitió planificar cientos de asesinatos de la banda de Juárez, en Chihuahua, fue detenido en 2011.

En lo que va del año, los asesinatos en el estado se han reducido en un tercio, y la tasa nacional de homicidios ha disminuido en un 8% este año, la primera caída desde que se inició la violencia del narcotráfico en 2008.

The Economist

Los mas temibles de los carteles