Respecto al polvorete, los caballeros colombianos preferirían uno cada otro día mientras que las damas quisieran un descansito de dos días, transando en un promedio de tres semanales.
Esta y otras interesantes revelaciones, basadas en Sensor Yanbal, son el tema de la columna “Qué tanto sexo tienen los colombianos” que Mauricio Rubio publica hoy El Espectador.
Dice que las múltiples canciones del varón pidiendo y la hembra negando (o al menos dilatando) están en lo correcto: ellos son más arrechos.
El libido varonil, apunta, no merma con la edad: uno de tres cuarentones “insiste en su dosis cotidiana, pero, a esas alturas, sólo una mujer entre diez respalda tan ilusa pretensión”.
Agrega que de cincuentones los señores siguen tocando a puertas que con decreciente frecuencia abren.
Destaca Rubio en su análisis, sin embargo, a un grupo de mujeres que demandan sexo con su pareja con la misma frecuencia que los hombres: aquellas carcomidas por el germen de los celos.
“El 20% de las más celosas quisiera tener sexo a diario y tan sólo el 1% prefiere las relaciones muy esporádicas; entre las demás, las respectivas proporciones son 8% y 5%. Al igual que el colombiano típico, las mujeres que han hecho manifiesta su obsesión por los cuernos quisieran hacer el amor, en promedio, un día sí otro no”
Rubio, quien en su columna anterior había elaborado un mapa regional colombiano de la infidelidad masculina, asigna a la ciudad de Cali (2.5 millones de habitantes) la distinción de ser La Meca de los celos libidinosos.
Igualmente, ofrece una explicación psicológica por este comportamiento, pero para leerla tendrá que pulsar aquí.
Foto cortesía Kainr via flickr
