¿Usa los toallones más de una vez? ¿Apaga el aire acondicionado antes de dejar la habitación del hotel? ¿Consume comida orgánica? Diez sugerencias para cuidar la Tierra a la hora de irse de vacaciones

¿Cuán eco-friendly somos a la hora de viajar? Este mes mundial del medio ambiente es una buena oportunidad para sumarse a la onda verde también en el turismo.

Aunque sea con un granito de arena todos podemos colaborar para causar el menor impacto sobre el lugar y la población que se visita.

El turismo sostenible, sustentable o amigable con el medio ambiente (como prefiera llamárselo) hace tiempo que busca concientizar a los viajeros sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y respetar a las culturas y hábitats naturales que se visitan.

Aunque ecoturismo se refiere más estrictamente a un viaje responsable por áreas naturales, también se pueden extender los principios a todos los viajes que realizamos.

Apunta sobre todo a acciones sencillas, hasta cotidianas, que en muchos casos no generan gastos extras, ni mucho menos.

A continuación una suerte de decálogo para viajeros con conciencia ecológica.

1- PREFERIR EL TREN AL AVION

El avión sin dudas no es el mejor medio si se quiere ser realmente eco-friendly. Sin embargo, cuando no hay opciones, se puede colaborar con las asociaciones medioambientalistas por la contaminación al volar.

Desde hace un tiempo, algunas aerolíneas ofrecen a sus pasajeros la posibilidad de pagar un impuesto por las emisiones de dióxido de carbono que dejan al volar. Hay varios sitios donde se puede rastrear la huella de carbono, como www.carbonfootprint.com

La recomendación, en los casos posibles, es inclinarse por el tren, menos contaminante.

2- CAMINAR Y ANDAR EN BICI.

Una vez en el destino y a la hora de pasear, si las distancias son cortas y el tiempo lo permite, la mejor opción es caminar

Otra buena alternativa es ponerse a pedalear. Cada vez son más la ciudades que disponen de bicicletas, en algunos casos gratuitas en otros no, para residentes y turistas. La larga lista la integran París, Amsterdam y Ciudad de México, entre otras.

De esta manera se evita usar el transporte público contaminante y se aprovecha para conocer el destino de una manera diferente. Para poder utilizarlas y realizar circuitos en dos ruedas conviene planificarlo antes de viajar. En algunos lugares hay que obtener algo así como una membresía y, por supuesto, contar con la tarjeta de crédito como garantía y el pasaporte.

3- ALQUILAR AUTOS ELECTRICOS.

Todavía en forma incipiente, es posible, sobre todo en Estados Unidos y Europa, alquilar autos que no contaminan.

Tal vez el más conocido sea el sistema Autolib que se archipromocionó en París el año último, y que permite, abono mediante, tomar autos en un punto de la ciudad y devolverlos en otro.

Sin ir muy lejos, el verano último en Punta del Este se ofrecieron en alquiler waggys, autos eléctricos, muy similares al que usan los golfistas, pero preparados para transitar por la playa y que sólo funcionan con electricidad.

4- NO DERROCHAR AGUA.

Usar el toallón más de una vez poco a poco se está convirtiendo en una costumbre. Es habitual encontrar cartelitos en los lavatorios de los hoteles que sugieren reutilizar toallas y toallones en vez de cambiarlos todos los días. Si quedan colgados en los percheros, la mucama entenderá que no se piden nuevos. También contempla las sábanas, para usarlas varios días, si el huésped lo autoriza. Después de todo nada cambia las sábanas día por medio en casa. De esta manera se ahorra agua y se evita contaminar con los detergentes.

5-CUIDAR LA ELECTRICIDAD.

Acordarse de apagar todas las luces de la habitación como se hace en casa antes de irse.

Aunque en muchos hoteles se activa la electricidad cuando uno ingresa en la habitación e inserta la tarjeta-llave en un dispositivo y se corta cuando se saca, hay que estar atento para no dejar todo funcionando, sobre todo el aire acondicionado, en los casos en que se tiene más de una tarjeta. Es verdad que es reconfortante entrar en una habitación fresca en un destino de calor después de una jornada intensa, pero en unos pocos minutos se puede lograr la temperatura deseada sin necesidad de que quede el aire funcionando durante horas.

6- NO DEJAR HUELLAS.

Si no les funcionó a Hansel y Gretel, seguramente tampoco a los turistas. Un viajero con conciencia ecológica debe estar atento a deshacerse de los residuos que genera de la manera más limpia que le facilite su lugar de destino. Algo simple es llevarse una bolsita para tirar la basura, sobre todo en salidas por lugares naturales, como parques nacionales, zonas de montaña, ríos, etc.

7- CUIDAR LA NATURALEZA.

No cortar ni dañar la flora. Si se visitan ecosistemas delicados como arrecifes de coral o selvas, conviene averiguar antes de ir cómo causarles el menor impacto posible y no degradarlos, a veces sin quererlo. No llevarse flora y fauna protegida por el Convenio de Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), ni productos derivados de dichas especies. Es un delito y se contribuye a su extinción.

Otra recomendación para los que caminan por áreas protegidas es no salirse del camino, para no dañar la flora y también para evitar accidentes y hasta perderse.

8- INCLINARSE POR HOTELES ECOLOGICOS.

Muchos hoteles, lodges, cabañas y resorts están asociados a programas con rigurosos criterios para ahorrar energía, agua y reducir los residuos. Otros utilizan panales solares para generar energía y utilizan productos biodegradables.

Por ejemplo, Green Hotels Association ofrece un gran manual con consejos para hoteleros que piensan en verde. Entre los puntos se destacan usar dispensers para el jabón y el champú y dispositivos para los tanques del baño que permiten ahorrar más agua.

9- TENER CUIDADO CON LOS SOUVENIRS.

Así como un viajero que cuida el medio ambiente nunca se llevaría un coral del mar… tampoco debe comprarlo en una tienda de recuerdos.

Los regalos prohibidos son varios: nada que provenga de plantas y animales, como caracoles, marfil, caparazones de tortuga, etc.

10 ELEGIR MENU VERDE

No se trata de comer lechuga ni mucho menos. La idea es elegir restaurantes que trabajen con productos orgánicos y que incluyan en sus menús productos de la zona. Es una manera de ayudar al desarrollo de la comunidad que se visita.

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