El español David Ferrer no estaba en su mejor día en el Abierto de Sony Ericsson y, para complicar aún más las cosas, en la audiencia un bebé no paraba de llorar. ¿Qué hizo entonces? Le tiró una pelota a ver si se callaba en medio del segundo set.

La pelota no llegó muy cerca del bebé, quien aún así dejó de llorar. Después de la partida, que el español perdió 7-5,6-2 ante el estadounidense Mardy Fish — negó que el bebé llorón fuera el problema. “Fue un momento en la partida, pero nada especial”, dijo. “Ese no era el problema”. Perdió la paciencia y, tal vez también, unos cuantos admiradores.

Foto cortesía de PAVDW via flickr

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