Bajo el título The Viagra Brigade (La brigada del viagra), Jacob Bernstein discute en Daily Beast lo que llama el Sindroma de Larry King, en honor al famoso periodista de CNN cuyos problemas maritales han ocupado los titulares. (Reportes periodísticos inicialmente anunciaron un divorcio de su octava esposa, pero ahora dicen que la pareja está en terapia. Se acusa a King de ser infiel a su mujer con la hermana menor de ella.)

Comienza con una cita a la cómica Wanda Sykes quien dice, “Me dan lástima esas viejitas que llevan 50 y 60 años casadas y en estos últimos dos o tres años … El viejo salió a comprarse esa píldora”.

Dejando el humor de lado, Bernstein dice que King “representa un fenómeno creciente que no existía hace una década: la primera generación de viejos que no tienen que abandonar el sexo… Y mientras que el censo no usa las tasas de divorcio de manera que nos permita evaluar si la droga ha aumentado los rompimientos, tanto terapeutas sexuales como abogados por todo el país están llenos de anecdotas de los rompimientos por Viagra”.

Además, consulta a famosos abogados de que culpan al Viagra de muchos divorcios.

Dice Raoul Felder, quien entre otros divorcios famosos manejó el del antiguo alcalde neoyorkino Rudy Giuliani: “Definitivamente ha cambiado el panorama del divorcio. Estamos tramitando divorcios de gente que jamás nos imaginaríamos. Seguro que tiene que ver con que la gente vive más, pero en lo referente al matrimonio, la píldora envenenada es el Viagra”.

También cita a Abraham Morgentaler, MD, de Harvard Medical School y autor The Viagra Myth: The Surprising Impact on Love and Relationships: (El mito del viagra: el sorpresivo impacto en el amor y las relaciones): “Las píldoras y los tratamientos han permitido que los hombres recuperen sus capacidades sexuales y ello les ubica en otra esfera social y da opciones que antes no tenían.”

Sin Viagra, muchos hombres carecían de confianza propia. Es decir, concluye, sin Viagra los octogenarios millonarios no estarían casándose con jovencitas.

Foto cortesía de Thiago Ribeiro via flickr

Artículo en inglés