Los elogios acaparan los titulares.
Ed Koch fue un gigante que hizo el bien, salvó la ciudad del peor desastre fiscal en su historia.
Fue un alcalde como ningún otro.
No anduvo con rodeos y dijo las cosas tal como las veía.
Fue la quintaesencia del neoyorkino.
Pero, en la opinión del cineasta activista David France, en una nota que publica la revista New York, Edward Koch se cegó ante la destrucción que en la ciudad producía la epidemia del SIDA y se abstuvo de usar el poder de su cargo para salvar las vidas de decenas de miles de personas que sucumbieron al virus.
Escribe,
“Para ser justos, no existe alcalde que podría haber detenido el virus en su diabólica trayectoria en la sangre. Pero en los días previos a los teléfonos celulares e Internet, cuando el New York Times, todavía se negaba a utilizar la palabra gay y el periódico local gay vendía sólo 6,000 ejemplares — en momentos en que era imposible alcanzar a la comunidad en situación de riesgo fuera de los medios principales — él pudo haber mostrado liderazgo. Pudo haber promovido la reducción de riesgos y educación comunitaria Esto es lo que se hizo en San Francisco, donde Dianne Feinstein era alcaldesa. El dinero y el cargo funcionaros. Allí, la epidemia, aunque devastadora, no fue lo que llegó a ser en New York”.
“El fracaso de Koch sobre SIDA debería recordarse como el aspecto individual más importante de su vida pública. Los recuerdos de todo lo que hemos perdido no merecen menos”.
Dice Max Rivlin-Nadler en Gawker que Koch finalmente vio la cinta de France How To Survive a Plague, en su momento fue nominada para el Oscar, que documenta la cruzada de activistas para aumentar las investigaciones y crear conciencia sobre el SIDa.
También, escribiría una reseña, pidiendo que se presentara en todas la escuelas públicas, agrega.
“Pero ahora Koch ha muerto. Para uno de los hombres gay (en el closet) de mayor cargo y visibilidad en el mundo durante los años 80, el haber cambiado de opinión después del hecho, no ayudó en nada a las vidas que pudo haber salvado”.
Afiches del colectivo de artistas afiliado a ACT UP, Gran Fury, disponibles en la Biblioteca Pública de New York.
