Llegó el esperado primer día sin IVA al país. A pesar de las advertencias del Ministerio de Salud y de los mandatarios locales por respetar los protocolos de bioseguridad, las aglomeraciones en los comercios son evidentes, así como la falta de condiciones óptimas de salubridad para evitar la propagación del coronavirus. (EL Tiempo, junio 20, 2020)

El encabezado del diario de mayor circulación, abiertamente gobiernista, lo dice todo, eso no salió bien.

No podía salir bien dirían muchos y yo estoy de acuerdo.

Juan Manuel UrrutiaEn la telenovela de las seis el presidente, su ministro de comercio y el director de impuestos, amigo a quien aprecio y admiro, cacareaban, a diario las bondades y la generosidad del día sin IVA.

Regalo de papá gobierno nos decían.  Ese papá gobierno que no deja salir a los mayores de 70 años disque para cuidarlos; ese que encierra a los niños y niñas que son los que más consecuencias sufren con el encierro.

El gobierno que dice que todo está bien mientras no ha logrado cumplir con las entregas de respiradores prometidos a los entes territoriales y anunciados en la telenovela de las seis, previendo la necesidad de una salida a la Poncio Pilates, le endosó la responsabilidad del “cuidado y el distanciamiento social” a los entes territoriales mientras promovía la salida masiva de ciudadanos, cual culebrero en día de mercado, a comprar.

La gente salió.  Si que salió.  En la mañana del 19 de junio, en Bogotá, en Cali, en Barranquilla, en Medellín los centros comerciales y las grandes superficies estaban abarrotados.  Luego parecería que las cosas se fueron calmando o las fueron calmando con cierres de establecimientos y otras medidas.  Pero el daño estaba hecho, y se siguió haciendo.

Las escenas que vimos en los noticieros y sobre todo en las redes sociales muestran aglomeraciones que superan las de un estadio lleno de hinchas. 

Que no fueron sino 85 casos, clamaba el ministro de comercio anoche.  Ministro fueron 85 comercios abarrotados de gente, ¿cuántos portadores asintomáticos creen Ustedes, en su sabiduría que había en esos comercios?    

Eso sin contar los miles de comercios que sin estar tan abarrotados si atendieron un número importante de compradores sin que se tomaran las medidas básicas de prevención.

Mientras el gobierno cacareaba las bondades del día sin IVA, mientras invitaba a los ciudadanos a acudir masivamente a obtener los beneficios de tan generosa medida, los comerciantes se relamían.  Algunos, muy presvisivos, como diría Suso, aumentaron los precios de los artículos exentos.

Y, como decía Cantinflas, “ahí está el detalle”.  El día sin IVA no fue, ni es, no será, un generoso gesto del gobierno para con los ciudadanos. 

¡No!

Lo hicieron coincidir con el día del padre, uno de esos inventos de los comerciantes para aumentar las ventas a mitad de año, cuando en muchos países las empresas pagan bonificaciones y en otros como en Colombia la prima legal.  El día sin IVA fue un “regalito” de Duque al gremio de los comerciantes, pobrecitos. Eso sí sin remilgos el día sin IVA fue un día sin cuidado, en buena parte por el cacareo del gobierno en pleno a diario en la telenovela de las seis.

El espectáculo de las aglomeraciones de gente sin ninguna precaución en locales comerciales que se pasaron por la faja el cuento ese del distanciamiento social fue triste.

Pero el del presidente de Fenalco y el Ministro de Salud echándole la culpa a la gente de lo que pueda haber pasado en materia de aumento de los contagios fue insultante.

Lo que pasó el 19 de junio de 2020 no fue una exitosa jornada comercial con algunos problemas de indisciplina.  Lo que pasó el 19 de junio de 2020 fue una desastrosa demostración de quienes son los que mandan en el gobierno de Duque y de cuánto le importa la salud y el bienestar de los colombianos a ese gobierno que pretende aparecer como un gobierno cuidador.

Duque nos dice que el que adulto responsable de 70 años de edad salga todos los días a caminar para mantener su condición física es un riesgo que no se puede permitir.

Luego promueve que miles de adultos sean puestos en alto riesgo por una exigencia de los gremios.  Y sale a decir que la jornada fue un éxito, no vaya a ser que  el señor Cabal lo regañe.

Los muertos, los dramas familiares, las presiones sobre el sistema de salud, en fin, el desastre que puede haber desatado la jornada de ayer le pasará la cuenta a ese presidente hablador y debilucho.