Pobreza y segregaciónA raíz del movimiento de activistas afroamericanos Black Lives Matter, que se ha formado a través de EUA como vehículo para protestar la violencia policiaca en las comunidades negras de EUA, el sociólogo estadounidense William J. Wilson escribe en Brookings una nota sobre la segregación económica y sus devastadores efectos en los centros urbanos.

Traducimos apartes de “The Other Side of Black Lives Matter”. 

La segregación por ingreso amplifica la segregación por raza, dejando a los negros de bajos ingresos agrupados en barrios afectados por desventajas a lo largo de varias dimensiones, incluyendo la vulnerabilidad a los delitos violentos. Como resultado, la brecha dentro de la comunidad negra se ha ampliado considerablemente. En 1978, los negros pobres de doce años y más eran sólo escasamente más propensos que los negros ricos a ser víctimas de delitos violentos — alrededor de 45 y 38 por cada 1,000 personas, respectivamente. Sin embargo, para el 2008, los negros pobres eran mucho más propensos a ser víctimas de crímenes violentos — 75 por cada 1,000 — mientras que los negros ricos eran mucho menos propensos a ser víctimas de la violencia del crimen alredero de 23 por cada 1,000, según Hochschild y Weaver.

El crimen violento puede, de hecho, alcanzar niveles extraordinarios en los barrios negros más pobres de los centros urbanos. En Milwaukee, Wisconsin, donde el 46% de los afroamericanos viven en barrios de elevada pobreza — aquellos que tienen las tasas de pobreza de al menos 40%—  los negros tienencasi 20 veces más probabilidades de recibir un disparo que los blancos, y nueve veces más probabilidades de ser asesinados.

Como señala León Neyfakh, algunas personas se muestran renuentes a hablar de la alta tasa de homicidios en ciudades como Milwaukee debido a que (1) podría distraer la atención de los vitales debates sobre la violencia policial contra los negros, y (2) se corre el riesgo de proporcionar municiones a aquellos que resisten los esfuerzos de reforma de justicia penal en relación con la vigilancia y las normas de la sentencias. Estas son preocupaciones legítimas, por supuesto.

Así que, concluye, la violencia policial es solo un aspecto de la violencia institucional que causa enorme dolor y trauma a la población afroamericana en EUA, fenómeno que merece la atención de los líderes del país.

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