Luchadores por los derechos humanosYelena Bonner, durante décadas activista rusa pro derechos humanos que la represión sistemática nunca intimidó ni mucho menos logró silenciar, falleció en Boston a los 88 años, informa Huffington Post.

Yelena Bonner, esposa del activista Andrei Sakharov, ganó fama y solidaridad internacionales en los años 70 y 80 por su infatigable lucha por los derechos del individuo en la Unión Soviética.

Fue parte de una generación que vivió en carne propia un torbellino de guerras y revoluciones, contrarrevoluciones y años de caos generalizado y, sin embargo, lograron mantener su fe en la dignidad del ser humano.

Yelena Bonner fue perseguida durante décadas, acusada de ser agente internacional, calumniada de traicionar a su patria; fue golpeada por matones. Exiliada. Y eso no es todo.

Pero nada la detuvo a ella, que junto con su marido siguieron denunciando ante el mundo la falta de libertad en la URSS.

Su vida, es fiel reflejo del inmenso costo humano que durante el siglo 20 azotó los territorios que llegaron a conocerse como la Unión Soviética.

Su padre murió fusilado en 1937 en una purga del partido comunista por los partidarios de José Stalin.

Su madre pasó 17 años haciendo trabajos forzados en los campos del Gulag.

En el frente de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial, Yelena Bonner fue herida de gravedad en la cabeza.

Judía, fue víctima del anti semitismo.

Después de la guerra, estudió medicina y obtuvo una especialización en pediatría. Igualmente trabajó en revistas y emisoras de radio,

Más tarde en segundas nupcias para ambos, contraería matrimonio con Andrei Sakharov, científico que había participado en el desarrollo de la bomba atómica soviética y que obtuvo en 1975 el Premio Nobel por la Paz.

En los años 70 comenzó su colaboración con el movimiento Samizdat, ayudando a editar la Crónica de Sucesos Actuales, que dio voz a grupos de intelectuales perseguidos por las autoridades.

Cuando su marido criticó la invasión soviética de Afganistán, fue exiliado a Gorky (ahora Nizhny Novogorod). Ella lo siguió en unos años después y ambos compartieron un pequeño apartamento en frente de la estación de policía.

“Si a las autoridades no les gustaba algo, sufría nuestro auto. Pinchaban un par de llantas, rompían una ventana, lo untaban de cola. Eso nos dejaba saber que habíamos hecho algo malo para ellos”.

Andrei Sakharov murió un año antes de que cayera la Unión Sovietica.

A la muerte de su marido, y con la apertura que produjo el cambio de sistema, Yelena Bonner comenzó a pasar más tiempo con su familia en Boston, ciudad donde habían encontrado asilo durante los años 70.

En sus últimos años, se pronunció contra la guerra en Chechnya y en contra del poder que concentra en sus manos Vladimir Putin.

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