Con lo que puede decirse ha sido la peor semana para la presidencia de Barack Obama, Helene Cooper recuerda en el New York Times las palabras del mandatario a la periodista Diane Sawyer en el sentido que prefiere un solo mandato a ser un mal presidente.
Las palabras las pronunció hace más de un año, señala.
Desde entonces la economía ha venido de mal en peor.
La última en una racha de malas noticias económicas, dice, fue la declaración el 9 de agosto por parte de la Reserva Federal de que existen pocas perspectivas de un crecimiento acelerado por los próximos dos años.
Peor que un baldado de agua fría: “Un funcionario de la administración describe el clima en torno al equipo económico del presidente como furioso y malhumorado”.
Paralelo a la campaña por su reelección, dice, pensando a largo plazo sobre la economía de EUA, Obama enfrenta una serie de decisiones muy duras sobre la economía que pueden costarle amplios sectores del público.
Primero está el déficit fiscal, que exige reducciones en el seguro social y otros programas gubernamentales igual que en las fuerzas armadas, dice.
Luego viene la necesidad de generar empleos en una economía que no termina de arrancar, agrega.
Ambas son poderosas armas políticas para los enemigos del presidente, apunta.
“Hasta el momento, según dijeron el martes funcionarios de la Casa Blanca, en repetidas ocasiones Obama ha puesto al país por encima de la campaña, cancelando incluso varios actos demócratas de recaudación de fondos en julio, cuando se arrastraban las negociaciones sobre el techo de la deuda. Dicen, que no le teme tomar decisiones políticamente inaceptables y que ya demostró durante las negociaciones del techo de la deuda su disposición para recortar los programas que tanto valoran los demócratas”.
