La muerte en combate del comandante máximo de las FARC Alfonso Cano puede demorar un acuerdo negociado al conflicto de más de medio siglo de la insurgencia colombiana, escribe Sibylla Brodzinsky en el Christian Science Monitor.
Cano, que pasó 33 de sus 63 años en las FARC, fue ultimado el viernes pasado en combate en la región del Cauca, en el sudoeste colombiano.
Las FARC, la fuerza guerrillera más antigua del hemisferio occidental, se fundó en Colombia en los años 60 como una autodefensa campesina, en el curso de los años se estableció vínculos con narcotraficantes y se financia con secuestros. En los años 90 llegó a tener casi 20,000 efectivos, pero en la actualidad tiene solo una fracción de esa cifra.
Según informes, la persecución y muerte de Cano requirió de un extenso operativo militar con más de 40 helicópteros y aviones y cientos de tropas élite del ejército colombiano.
Cano, nacido Guillermo León Sáenz, había tomado el mando de la organización a la muerte — aparentemente de causas naturales — de Manuel Marulanda “Tirofijo”, que en el 2008 tenía la distinción de ser el comandante guerrillero más viejo del mundo.
Bajo el mando de Cano, dice el Monitor, las FARC venían implementando una nueva estrategia militar de crear células guerrilleras urbanas, mientras que en el campo utilizaban tácticas de golpes rápidos sorpresivos contra la policía y el ejército.
Sin embargo, dice, Cano nunca abandonó la idea de negociaciones de paz con el gobierno.
Cita el Monitor a Arial Avila, de la organización Nuevo Arco Iris, quien dice que Cano había logrado un consenso entre los duros de las FARC para negociar.
“Los miembros del Secretariado de las FARC estaban discutiendo los dondes y cuandos”, dijo.
“Con la muerte de Cano, no queda claro si ese consenso va a mantenerse”, dice.
Otro analista político, Jorge Restrepo del Centro de Recursos de Análisis de Conflicto, señala que la estrategia del gobierno de “decapitar” la dirección central de las FARC, “ha matado poco a poco a todos los líderes que tenían cualquier capacidad de negociar”.
“Al matar a Cano mataron la oportunidad de obtener una paz negociada”, dice.
El Monitor especula que en la línea de sucesión de Cano podrían ser Ivan Márquez o Timochenko ambos de la llamada ala ideológica de la organización, y quienes se encuentran cerca de la frontera con Venezuela.
En los últimos tres años, las FARC han sufrido una serie de reveces políticos y militares: en el 2008: el rescate de Ingrid Betancur y otros rehenes retenidos por años en la selva; la muerte de Tirofijo; la muerte en combate de Raúl Reyes. En el 2010, la muerte en combate del “Mono” Jojoy.
Y ahora la muerte de Cano, líder máximo de la organización. Esto es un golpe sin precedente contra las FARC.
