Es un peluche de los que se gana la gente en los carnavales: un tigre que podría adornar la habitación de una joven, quizás traerle gratos recuerdos. Pero durante unos instantes para los habitantes de Hampshire, en Inglaterra, fue una fiera salvaje suelta que se los podía devorar.
Informa The Telegraph que varios residentes avisaron por teléfono a las autoridades sobre la presencia del animal en una cancha de cricquet.
Ello causó la evacuación de la cancha, la suspensión de un juego, la movilización de helicópteros con cámaras termales, la preparación de dardos tranquilizantes por equipos especiales del zoológico, donde también se comenzó a preparar la llegada inesperada de un nuevo huésped.
Estaban ya listos a salvar al pueblo de las fauces de la bestia, dice un empleado del zoológico. “Cuando nos llamaron de la policía para decirnos que era un animal de felpa”.
Según un portavoz de la policía, supieron que estaban cometiendo un error “Al ver que el tigre no se movía y que las cámaras termales aéreas no detectaban fuente de calor”.
