Para EUA, país que pregona ante el mundo su democracia y sus elecciones, la votación temprana que se inició en persona el 12 de octubre deja mucho que desear: Centenas de miles de personas hicieron cola hasta por 11 horas para depositar sus sufragios. 

Aún así, las cifras son insólitas. ElectProject calcula que más de 10 millones de personas ya han votado, unos por correo y otros en persona. 

En el estado de Georgia 126,876 personas votaron el primer día de votación anticipada, uno aumento de 41% sobre la misma fecha en 2016, indicó por Twitter @GaSecofState, el Secretario de Estado.  

Mientras que muchos elogian el espíritu cívico — ciudadanos que realmente aprecian su derecho y responsabilidad como electores — también consideran que es inexcusable. La única razón por la que alguien tiene que hacer semejante esfuerzo es porque alguien no quiere que voten, sostienen. En Twitter, #VoterSuppression ha sido tendencia.

Para el partido republicano, esta noticia es motivo alarma. Informa el Washington Post. “Los votantes demócratas que han solicitado boletas por correo, y las han devuelto, superan en gran medida a los republicanos hasta ahora en estados clave en el campo de batalla, lo que provocó alarma entre los líderes del partido republicano y los estrategas de que los ataques del presidente Trump al voto por correo podrían estar perjudicando las perspectivas del partido de retener la Casa Blanca y el Senado este año.

De los más de 9 millones de votantes que solicitaron boletas por correo hasta el lunes en Florida, Pennsylvania, Carolina del Norte, Maine e Iowa, los cinco estados de batalla donde dicha información está disponible públicamente, el 52 por ciento eran demócratas. El 28 por ciento eran republicanos y el 20 por ciento no estaban afiliados.

Los republicanos no se han quedado con las manos bajas mientras la gente vota. Han usado el control de los aparatos del estado para dificultar el derecho ciudadano.

Por ejemplo, en el estado de Texas, el gobernador ha decretado que solo puede haber un sitio por condado para depositar los sufragios ausentes, para las personas con limitaciones físicas. Algunos de los condados de Texas tienen millones de habitantes, mientras que otros son de una extensión enorme.

Sin embargo la votación anticipada o por correo ya ha comenzado en Texas y es masiva.

Numerosas organizaciones cívicas y comunitarias iniciaron desde hace meses un monumental esfuerzo por inscribir votantes y asegurar que salgan a votar.

El presidente y sus áulicos han denunciado en previas ocasiones fraude electoral por parte de los demócratas. Sin embargo, nadie ha sido enjuiciado, ni tampoco se ha presentando información sobre el presunto crimen.

Por el otro lado, los republicanos admiten haber cometido algo que si podría considerarse fraude electoral. Informa el Informa el New York Times:

El Partido Republicano de California ha admitido responsabilidad de haber colocado más de 50 buzones de correo “oficiales” etiquetados falsamente para las papeletas de votación por correo en los condados de Los Ángeles, Fresno y Orange, una acción que los funcionarios estatales dijeron que era ilegal y que podría conducir al fraude electoral.

Las cajas de metal gris oscuro han venido apareciendo durante las últimas dos semanas cerca de iglesias, armerías y oficinas del Partido Republicano, principalmente en áreas conservadoras, agrega.

“Para el votante promedio, son virtualmente indistinguibles de los sitios de entrega autorizados por el estado”.

La votación temprana masiva perjudica al partido republicano, que tiene en juego La Casa Blanca y el control del Senado. Para ganar La Casa Blanca, los republicanos necesitan 270 votos del Colegio Electoral, que consiste de 538 miembros en base a la población de cada estado. Con pocas excepciones, el candidato que gane la votación popular en un estado, se lleva todos los votos electorales de dicho estado. 

Por esta razón es posible que un candidato obtenga la presidencia y pierda el voto popular. Tal fue el caso en la elección de Donald Trump, quien obtuvo en 2016 302 votos electorales, contra 236 de Hillary Clinton, quien sin embargo tenía 3 millones más votos que él.

Por esta razón, estrategas de las campañas hacen sus planes en base a cuál combinación de estados les da los 270 votos.  

Algunos estados son históricamente demócratas y otros republicanos. Solo un puñado de estados puede cambiar, y con ello el resultado. Estos estados son Michigan, Ohio, Wisconsin, Pennsylvania y la Florida, que al irse del lado de Trump le sellaron su victoria en 2016. 

Este año el apoyo a Trump ha erosionado sustancialmente. Las encuestas han puesto en juego nuevos estados, como Georgia, incluso Texas. Estados como Pennsylvania, Ohio y Michigan se inclinan hacia los demócratas. 

Con cada día que pasa, los republicanos sienten que se les esfuma su poder. Hasta hace poco tenían el poder del dinero de los llamados SuperPACs, organizaciones privadas sin límites en la cantidad que pueden gastar en las elecciones. 

La respuesta de los demócratas ha sido millones de personas donando pequeñas cantidades. Y ello les ha recaudado sumas enormes, que se traducen en publicidad, la capacidad de desplazarse y enviar activistas dentro de un estado o de un estado a otro. Le han dado el nombre de un Tsunami Verde.

Los efectos tienen asustados a los republicanos que podrían perder la presidencia y, además, el senado. También podría aumentar la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes y lo que llaman “down ballot”, los otros candidatos del partido demócrata para cargos a nivel estatal y local. Este proceso se inició en 2018. 

Muchos de estos candidatos a cargos estatales y locales son Progresistas, un movimiento muy cercano a los social demócratas de EUA, que han visto un resurgimiento desde la campaña de Bernie Sanders y tienen una enorme capacidad organizativa en las bases.

La elección tendrá lugar el 3 de noviembre. Si Trump pierde en algunos de los estados “vulnerables” se podría cantar una victoria demócrata cuando cierren las urnas en California, que es a tres horas de diferencia de la Costa Este del país. 

Si Trump gana en estos estados vulnerables, la noche puede prolongarse incluso pasar algunos días o más an porque se llega al punto de contar voto por voto, incluyendo los votos que vienen del exterior. En teoría, esto podría permitir a Trump declararse ganador, movilizar a sus partidarios (muchos de los cuales están armados y “esperando órdenes”) lo cual crearía una situación muy tensa.

Con este fin, ya el partido republicano está movilizando un formidable equipo legal que piensa cuestionar los resultados.

La estrategia de los demócratas es, por tanto, una victoria masiva, contundente e incuestionable. A esto le están apostando y explica los números de la votación temprana en EUA.