Niños de la fronteraUna investigación de ProPublica a 70 centros de detención para niños migrantes ha encontrado que la policía respondió a por lo menos “25 llamadas denunciando delitos sexuales”. Existen en EUA más de 100 de estos refugios en EUA, gran parte son administrados por cárceles privadas, una industria de miles de millones de dólares al año.

Los informes incluyen funcionarios de los centros de detención haciendo “cosquillas a los niños” ingresando en sus habitaciones solos, besándolos y manoseándolos. También se han reportado casos de adultos que mantienen relaciones inapropiadas con menores de edad y realizando avances sexuales a ellos.

“Si eres un depredador, es una mina de oro”, dijo a ProPublica Lisa Fortuna, directora de psiquiatría infantil y adolescente en Boston Medical Center. “Tienes pleno acceso a niños que ya han tenido antecedentes como víctimas”. Los informes también revelaron incidentes de “manoseos y exposición indecente” entre los niños alojados en algunas instalaciones, incluido un niño que tocó a su compañero de habitación sin consentimiento y otro meno que recibió amenazas de violación.

Esto tiene lugar mientras cientos de niños que fueron separados de sus padres como resultado de las políticas de cero tolerancia de la administración Trump permanecen en los refugios.

La revista The Nation, informa sobre el caso de una niña de 6 años raptada de su madre bajo la política de separación familiar de la administración Trump que fue abusada sexualmente dos veces en un centro de detención de Arizona.

La niña fue presuntamente abusada por un niño mayor en el centro de detención y firmó un formulario con sus iniciales que confirman que era responsabilidad suya “mantener sul distancia de su presunto abusador”. Después de que firmara el formulario, la niña recibió una lección sobre “un toque bueno y un toque malo”, y la misma persona volvió a absurla.

Según los informes, el abusador también manoseó a otras chicas en el centro.

El centro de detención Southwest Key informó al padre de la niña, también un inmigrante indocumentado, sobre el abuso a su hija. Ante la respuesta del padre de cómo podían permitir que ello sucediera dos veces, le dijeron que no podían decir nada más. La familia ha sido reunificada, pero al principio la niña no reconoció a su madre y rechazó contacto con ella. “Ella todavía sigue observando las reglas del centro de detención”, dijo la madre. “No permite que la toquen.