De los Apeninos a los Andes, de las montañas en Columbia Británica a los picos en los Alpes, Hawaii y en otras partes del mundo donde las nieves perpetuas están en proceso de derretirse, van revelando sus misterios y secretos ocultos por años, generaciones, incluso siglos escribe desde Bolivia Simón Romero en el New York Times.

Igual que la nieve se tarda en derretir, estos hallazgos van saliendo paulatinamente, dice. Sin prisa alguna. Tal es el caso en el pico Tupungate, en Argentina, donde están descubriéndose partes del Star Dust, un avión británico que desapareció en 1947 con una carga de oro, dice la leyenda. Hasta el momento no se ha encontrado el oro, solo partes de la tripulación y pasajeros, indica.

En algunos casos, los descubrimientos han permitido dar fin a la angustia de sobrevivientes que nunca supieron con certeza cual fue el fin de su ser querido. Como el descubrimiento en el glacial Huayna Potosí, en Bolivia, de los restos del Douglas DC-6 con los restos mortales de Rafael Benjamín Pabón de 27 años quien se estrelló contra el costado norte de la montaña en 1990.

Otros hallazgos se remonta más en el tiempo, como los tres niños incas encontrados en Monte Llullaillaco. Conocidos como Los Niños, están en exhibición en un museo argentino en Salta. En Columbia Británica cazadores hallaron un hombre de hielo de 500 años. En el 2004, soldados de la primera guerra mundial salieron del hielo en los Alpes. En Hawaii, al derretirse la nieve aparece un piloto de la segunda guerra mundial, que fue regresado a su pueblo y sepultado.

Cuando se trata de restos seres humanos, el hielo los momifica con mejor que los embalsamadores del egipto de los faraones, señala. Los hallazgos igualmente ayudan a reconstruir la historia de la humanidad respecto a dietas, salud, orígenes, migraciones, dice.

Artículo en inglés

Foto cortesía de ogwen via flickr