Nueva estrategia de contenimientoPublicado en inglés el 25 de marzo 2014 por StratforGlobalIntelligence bajo el título: “From Estonia to Azerbaijan: American Strategy After Ukraine”. Traducido con autorización especial. Por George Friedman.

Como discutí la semana pasada, el problema fundamental que plantea Ucrania para Rusia más allá de una amenaza geográfica a largo plazo, es una crisis de legitimidad interna. El presidente ruso Vladimir Putin ha pasado su tiempo en el poder reconstruyendo la autoridad del Estado ruso en Rusia y la autoridad de Rusia en la antigua Unión Soviética. Los acontecimientos en Ucrania socavan la segunda estrategia y, potencialmente, la primera. Si Putin no puede mantener al menos la neutralidad de Ucrania, entonces la percepción del mundo sobre él como un maestro de la estrategia se hace añicos, y la legitimidad y autoridad con que ha construido el Estado ruso se verá, en el mejor de los casos, sacudida.

Cualquiera que sea el origen de los acontecimientos en Ucrania, EUA está ahora comprometido en una confrontación con Rusia. Los rusos creen que EUA fue la fuerza principal detrás del cambio de régimen en Ucrania. Los rusos tienen la intención de por lo menos revertir los acontecimientos en Ucrania. A lo sumo, los rusos han llegado a la conclusión de que EUA tiene la intención de socavar el poder de Rusia. Ellos van a resistir. EUA tiene la opción de rechazar la confrontación, implementando sanciones sin sentido contra individuos y permitir que los acontecimientos sigan su curso. Por otra parte, EUA puede optar por involucrarse y hacer frente a los rusos.

El hecho de no involucrarse en este momento causaría que los países en la periferia de Rusia, desde Estonia a Azerbaiyán, lleguen a la conclusión de que con la retirada de EUA y la fragmentación de Europa, precisan llegar a un acuerdo con Rusia. Esto ampliará el poder de Rusia y abrirá las puertas a la influencia rusa en la propia península Europea. EUA ha combatido en tres guerras (Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría) para evitar la dominación hegemónica de la región. El no involucrarse sería una reversión de una estrategia con un siglo de antigüedad .

El dilema estadounidense es cómo abordar el contexto estratégico en un entorno global en que reducen su involucramiento en el Oriente Medio y continúan trabajando hacia un “giro a Asia“. Tampoco puede EUA simplemente permitir que los acontecimientos sigan su curso. EUA necesita una estrategia que sea coherente en términos económicos, militares, políticos y financieros. Tiene dos ventajas. Algunos de los países de la periferia de Rusia no quieren ser dominados por ella. Rusia, a pesar de poseer algunos puntos fuertes, es intrínsecamente débil y no requiere de parte de EUA un esfuerzo comparable a las dos guerras mundiales, la Guerra Fría, o incluso los compromisos de Oriente Medio de la última década.

Las posiciones de Rusia y de EUA 

La semana pasada discuti las opciones de Rusia. Putin se encuentra ahora en una posición en la que, a fin de conservar con confianza su autoridad nacional, debe actuar con decisión para revertir el resultado en Ucrania. El problema es que no hay una acción decisiva única que pueda revertir los acontecimientos. Con el tiempo, las divisiones inherentes en Ucrania podrían llegar a revertir los acontecimientos. Sin embargo, una invasión directa del este de Ucrania simplemente ayudaría a consolidar la oposición a Rusia en Kiev y desencadenar respuestas a nivel internacional difíciles de predecir. Al fin de cuentas, recalcaría únicamente el mensaje de que si bien una vez los rusos tuvieron una posición dominante en toda Ucrania, ahora se ha reducido a menos de la mitad. A largo plazo, esta opción — al igual que las otras opciones a corto plazo — no resolvería el enigma ruso.

Haga lo que haga en Ucrania, Putin tiene dos opciones. Una de ellas es simplemente aceptar el cambio, que yo diría es algo que él no puede hacer. La segunda es actuar en lugares donde podría lograr rápidas victorias diplomáticas y políticas contra Occidente — los países bálticos , Moldavia o el Cáucaso — fomentando al mismo tiempo el colapso y la parálisis del gobierno de Ucrania a la vez que desarrolla las relaciones bilaterales a lo largo de la línea de Estonia y Azerbaiyán. Ello evitaría que se implemente una estrategia de contención por parte de EUA — una estrategia que funcionó durante la Guerra Fría y que los europeos son incapaces de aplicar por su propia cuenta. Se requieren los estadounidenses para ello.

Estados Unidos viene desarrollando, casi por defecto, una estrategia que en vez de buscar la separación persigue la participación indirecta. Entre 1989 y 2008, la estrategia de EUA ha sido usar las tropas estadounidenses como método de hacer frente a las situaciones en el extranjero. De Panamá a Somalia, Kosovo, Afganistán e Irak, EUA ha seguido una política de participación directa y temprana de las fuerzas militares estadounidenses. Sin embargo, esta no fue la estrategia de EUA desde 1914 hasta 1989 . Durante ese periodo, la estrategia fue dar apoyo político a los aliados, seguido de ayuda económica y militar, seguido por asesores y fuerzas limitadas, y en algunos casos, fuerzas pre-posicionadas. EUA mantuvo su principal fuerza en reserva para circunstancias en las que (como en 1917 y 1942 y, en menor medida, en Corea y Vietnam) sus aliados no podían contener la potencia hegemónica potencial. La fuerza principal fue el último recurso.

Esto fue principalmente una estrategia de mantener el equilibrio de poder. La contención de la Unión Soviética implicaba la creación de un sistema de alianzas que comprendía los países en riesgo de un ataque soviético. La contención era un balance de la estrategia de poder que no buscó la capitulación de la Unión Soviética tanto como el aumento de los riesgos de la acción ofensiva utilizando países aliados como la primera barrera. La amenaza de una intervención completa de EUA, potencialmente incluidas las armas nucleares, junto con la estructura de la alianza, limitaba los riesgos que estaba dispuesta a tomar la Unión Soviética.

Debido a que la actual Federación de Rusia es mucho más débil que la Unión Soviética fue en su apogeo y debido a que el principio geográfico general en la región sigue siendo el mismo, es probable que después de los acontecimientos en Ucrania surja una estrategia de equilibrio de poder algo análogo. Similar a la política de contención de 1945-1989, nuevamente en principio, si no en cuanto a los detalles, combinaría la economía de fuerzas y finanzas y limitaría el desarrollo de Rusia como potencia hegemónica, mientras que limitaría y controlaría los riesgos para EUA.

La fusión de esta estrategia es un desarrollo que he pronosticado en dos libros, The Next Decade y The Next 100 Years un concepto que he llamado el Intermarium. El Intermarium era un plan que persiguió después de la Primera Guerra Mundial el líder polaco Jozef Pilsudski para una federación, bajo la égida de Polonia, de Europa Central y del Este. Lo que ahora está emergiendo no es el Intermarium, pero está cerca. Y ahora está transformando de un concepto abstracto a una realidad concreta aunque todavía emergente.

Surgimiento de las fuerzas que formarán la alianza

Una intervención militar directa de EUA en Ucrania no es posible. En primer lugar, Ucrania es un país grande, y la fuerza necesaria para protegerla sobrepasaría las capacidades de EUA. En segundo lugar, el suministro de una fuerza de este tipo requeriría un sistema de logística que no existe y que tomaría mucho tiempo para construir. Por último, tal intervención sería inconcebible sin un fuerte sistema de alianzas que se extienda hacia el oeste y alrededor del Mar Negro. EUA puede proporcionar apoyo económico y político, pero Ucrania no puede contrarrestar a Rusia y EUA no puede escalar hasta el punto de utilizar sus propias fuerzas. Ucrania es un campo de batalla en el que las fuerzas rusas tendrían una ventaja y sería posible una derrota de EUA.

Si Estados Unidos decide enfrentarse a Rusia con un componente militar, éste debe estar en un perímetro estable y en el frente más amplio posible para extender los recursos rusos y disminuir la probabilidad de ataque ruso en cualquier punto por miedo a las represalias en otras partes. El mecanismo ideal para una estrategia de este tipo sería la OTAN, que contiene casi todos los países críticos con la execpción de Azerbaiyán y Georgia. El problema es que la OTAN no es una alianza funcional. Fue diseñada para combatir la guerra fría en una línea muy al oeste de la línea actual. Más importante aún, existía unidad en torno al principio de que la Unión Soviética representaba una amenaza existencial para Europa Occidental.

Ese consenso ya no existe. Diferentes países tienen diferentes percepciones de Rusia y preocupaciones diferentes. Para muchos, una repetición de la Guerra Fría, incluso después de las acciones rusas en Ucrania, es peor que un arreglo. Además , el final de la Guerra Fría ha dado lugar a una reducción masiva de fuerzas en Europa. La OTAN simplemente carece de la fuerza a menos que haya un incrmento masiva y súbito. Esto no va a ocurrir debido a la crisis financiera, entre otras razones. La OTAN exige la unanimidad para actuar y esta unanimidad no está allí.

Los países que se encontraban en situación de riesgo desde 1945 hasta 1989 no son los mismos que los que están en peligro en la actualidad . Muchos de estos países formaban parte de la Unión Soviética entonces, y el resto eran satélites soviéticos. El antiguo sistema de alianzas no fue construido para esta confrontación. La línea deade Estonia a Azerbaiyán tiene como interés primordial mantener la soberanía de retención frente al poder ruso. El resto de Europa no está en peligro, y estos países no están dispuestos a comprometer esfuerzos financieros y militares a un problema que ellos creen que se puede manejar con poco riesgo para ellos. Por lo tanto, cualquier estrategia estadounidense debe pasar por alto la OTAN o por lo menos crear nuevas estructuras para organizar la región.

Características de la alianza 

Cada uno de los diferentes países implicados es único y tiene que ser tratado como tal. Sin embargo, estos países comparten el peligro común de que los acontecimientos en Ucrania podrían propagarse y afectar directamente sus intereses de seguridad nacional, incluida la estabilidad interna. Como he señalado, los países bálticos, Moldavia y el Cáucaso son áreas en las que los rusos podrían tratar de compensar su derrota. Debido a esto, y también por su importancia intrínseca, Polonia , Rumania y Azerbaiyán deben ser los puestos en torno a los cuales se construye esta alianza.

El saliente Báltico, a 145 kilómetros (90 millas) de San Petersburgo, en Estonia, sería un objetivo para la desestabilización por Rusia. Polonia limita con los países bálticos, y es la figura principal en el grupo de batalla Visegrad, una organización dentro de la Unión Europea. Polonia ansiosamente busca una relación militar más estrecha con EUA, ya que su estrategia nacional por mucho tiempo se ha basado en garantías de tercera potencia contra los agresores. Los polacos no pueden defenderse a sí mismos y al Báltico, dadas las capacidades de combate necesarias para la tarea.

El río Dniester está a 80 kilómetros de Odessa, el principal puerto en el Mar Negro de Ucrania y uno muy importante para Rusia. El río Prut está a unos 200 kilómetros de Bucarest, capital de Rumania. Moldavia se encuentra entre ambos ríos. Es un territorio de batalla, por lo menos para facciones políticas rivales. Rumanía debe ser armada y apoyada para ofrecer protección a Moldavia y organizar Europa del sudeste. En manos occidentales, Moldavia amenaza a Odessa, puerto importante de Ucrania también utilizado por Rusia en el Mar Negro. En manos rusas, Moldavia amenaza a Bucarest.

En el otro extremo de la estructura de la alianza que estoy imaginando es Azerbaiyán, en el Mar Caspio limítrofe con Rusia e Irán. En caso de que Daguestán y Chechenia sean desestabilizados, Azerbaiyán — que es islámico y de mayoría chií aunque secular — se convertiría en crítico para limitar la propagación regional de los yihadistas. Azerbaiyán también refuerza la posición de la alianza en el Mar Negro mediante el apoyo a Georgia y serviría como un puente para las relaciones (y la energía) con Irán en casos de que estas relaciones sigan mejorando. Hacia el suroeste, Armenia muy pro-rusa — que tiene una presencia militar rusa y un tratado a largo plazo con Moscú — podría aumentar las tensiones con Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj. Anteriormente, esto no era un problema acuciante para EUA. Ahora lo es. La seguridad de Georgia y sus puertos en el Mar Negro requiere la inclusión de Azerbaiyán en la alianza.

Azerbaiyán tiene un objetivo más estratégico. La mayoría de los países de la alianza son importadores pesados ​​de la energía rusa; por ejemplo, 91 por ciento de las importaciones de energía de Polonia y el 86 por ciento de las de Hungría provienen de Rusia. No existe una solución a corto plazo a este problema, pero Rusia necesita los ingresos procedentes de estas exportaciones tanto como estos países necesitan la energía. La explotación del esquisto europeo y la importación de energía de EUA es una solución a largo plazo. Una solución a mediano plazo, dependiendo del gasoducto que en el pasado Rusia ha bloqueado es el envío de gas natural desde Azerbaiyán a Europa. Hasta ahora, este ha sido un tema comercial, pero ha llegado a adquirir una importancia estratégica fundamental. La región del Caspio, de la cual Azerbaiyán es el eje central, es la única alternativa importante a Rusia para la energía. Por lo tanto, la expansión rápida de los gasoductos hasta el corazón de Europa es tan esencial como equipar a Azerbaiyán con la capacidad militar para defenderse (una capacidad por la que está dispuesto a pagar y, a diferencia de otros países aliados, no tiene que ser subsidiada).

La clave para el gasoducto será la voluntad de Turquía de permitir el tránsito. No he incluido a Turquía como miembro de esta alianza. Su política interna, sus relaciones complejas y fuerte dependencia energética en Rusia hacen que dicha participación sea difícil. Veo a Turquía en esta estructura de alianza como a Francia en la Guerra Fría. Fue alineado aún independiente, militarmente autónoma pero dependiente aún sobre el funcionamiento efectivo de los demás. Turquía, dentro o fuera de la estructura formal, juega este papel, porque el futuro del Mar Negro, el Cáucaso y el sureste de Europa son esenciales para Ankara.

Estos países, tan diversos como son, comparten el deseo de no ser dominados por los rusos. Esa coincidencia es una base para forjar ellos en una alianza militar funcional. Esto no es una fuerza ofensiva, sino una fuerza diseñada para disuadir la expansión rusa. Todos estos países necesitan un equipo militar moderno, en particular en cuanto a la defensa aérea, anti- tanque y la infantería móvil. En cada caso, la voluntad de EUA para suministrar estas armas, pagadas en efectivo o mediante crédito como la situación lo requiere, fortalecerá las fuerzas políticas pro estadounidenses en cada país y creará un muro tras el que la inversión occidental puede tener lugar. Y es una organización a la que otros pueden unirse, que a diferencia de la OTAN no otorga a cada miembro el derecho de veto.

Los méritos de la estrategia de EUA

Hay quienes critican esta alianza por incluir miembros que no comparten todos los valores democráticos del Departamento de Estado de EUA.  Esto puede ser cierto. También es cierto que durante la Guerra Fría, EUA se alió con el Shah de Irán, Turquía y Grecia bajo la dictadura y la China de Mao después de 1971. Después de haber animado a la independencia de Ucrania, EUA — en su intento por proteger la independencia y la independencia de otros países de la región — está creando una estructura de alianza que incluirá países como Azerbaiyán, que han sido criticadas. Sin embargo, si la energía no viene de Azerbaiyán, vendrá de Rusia, y después los acontecimientos de Ucrania se disolverán en una trágica farsa. El Departamento de Estado debe lidiar con las fuerzas hostiles que sus propias políticas han desatado. Esto sugiere que la nobleza de objetivos basada en suposiciones benignas que ahora han demostrado ser ilusiones debe dar paso a los cálculos de la realpolitik.

La estrategia del equilibrio del poder permite a EUA usar la inclinación natural de los aliados para reforzar su propia posición y adoptar diversas medidas, de las que la intervención militar es la última, no la primera. Reconoce que EUA, con hegemonia en casi el 25 por ciento de la economía mundial y control de los mares, no puede eludir la participación. Su mismo tamaño y existencia la exige. Tampoco puede EUA limitarse con gestos como sanciones a 20 personas. Esto no se interpreta como señal de determinación tanto como debilidad. Significa que a medida que EUA se involucra en situaciones como Ucrania debe tomar decisiones estratégicas y que hay alternativas a la intervención — como las alianzas. En este caso, una estructura de alianza natural se presenta — un descendiente de la OTAN, pero formado por esta crisis, al igual que la alianza que proyecté anteriormente .

En mi opinión, el poder ruso está limitado y ha prosperado mientras que EUA se distrajo con sus guerras en el Medio Oriente y mientras Europa luchaba con su crisis económica. Eso no significa que Rusia no es peligrosa. Tiene ventajas a corto plazo, y su inseguridad significa que va a tomar riesgos. Los Estados débiles e inseguros con ventajas temporales son peligrosos. EUA tiene un interés en actuar pronto porque la acción temprana es más económica que actuar en el último extremo. Este es un caso de misiles anti- aéreos, helicópteros de ataque, sistemas de comunicación y entrenamiento, entre otras cosas. Estas son cosas de las cuales EUA tiene en abundancia. No es un caso de despliegue de divisiones, de las cuales tiene pocas. Los polacos, rumanos, azerbaiyanos y, ciertamente, los turcos pueden defenderse. Necesitan armas y entrenamiento , y ello va a mantener a Rusia contenida dentro de su caldero, mientras juega su última mano como una gran potencia .

Artículo en inglés

Imagen via Stratfor