GeopoliticalPublicado en inglés el 27 de agosto del 2013 por Stratfor Global Intelligence bajo el título “Obama’s Bluff”Traducido con autorización especial. Por George Friedman.

Imágenes de numerosos cadáveres salieron de Siria la semana pasada. Se afirmó que las víctimas, que según algunos se contaban por los cientos, murieron a causa de gases venenosos. Otros afirmaron que las fotos eran falsas, mientras que otros más dijeron que los rebeldes fueron los responsables. El punto de vista dominante, sin embargo, sostiene que el régimen de Al Assad llevó a cabo el ataque.

EUA ha evitado hasta ahora participar en la guerra civil de Siria. Esto no quiere decir que Washington tenga ningún amor hacia el régimen de Al Assad. Los estrechos vínculos de Damasco con Irán y Rusia dan razón a EUA para ser hostil hacia Siria, y Washington participó en la campaña para obligar a las tropas sirias a retirarse de Líbano. Sin embargo, EUA ha aprendido a preocuparse no sólo por los regímenes hostiles, sino también con lo que podría venir después de estos regímenes. Afganistán, Iraq y Libia han afirmado el principio de que derrocar un régimen significa tener que vivir con un sucesor imperfecto. En aquellos casos, cambiar el régimen terminó rápidamente enredando a EUA en guerras civiles, cuyos resultados no han valido la pena su precio. En el caso de Siria, los insurgentes son musulmanes sunitas, cuya facciones mejor organizadas tienen vínculos con Al Qaeda.

Sin embargo, como con frecuencia sucede, muchos en EUA y Europa están consternados por los horrores de la guerra civil en Siria, y algunos han pedido a EUA que haga algo al respecto. EUA ha sido reacio a prestar atención a estos llamados. Como se ha mencionado, Washington no tiene un interés directo en el resultado, ya que desde su perspectiva todos los resultados posibles son malos. Por otra parte, las personas que más enfáticamente piden a EUA que haga algo para detener los asesinatos serán las primeras en condenar a EUA cuando comience a matar gente para que se dejen de matar. La gente va a morir en cualquier tipo de intervención, ya que simplemente no hay formas limpias para poner fin a una guerra civil.

Las líneas rojas de Obama

Por lo tanto, el presidente Barack Obama de EUA ha adoptado una estrategia muy prudente. Dijo que EUA no se involucraría directamente en Siria a menos que el régimen de al Assad utilizara armas químicas, indicando con un alto grado de confianza de que no tendría que intervenir. Después de todo, el presidente sirio, Bashar al Assad, ha sobrevivido a dos años de guerra civil, y está lejos de ser derrotado. Lo que sí lo podría derrotar sería una intervención extranjera, en particular de EUA. Por tanto, se supuso que no haría lo que Obama en particular había dicho que daría lugar a la intervención de EUA.

Al Assad es un hombre despiadado: No dudaría en usar armas químicas, si tuviera que hacerlo. Él es también un hombre muy racional: Usaría armas químicas sólo si fuera su única opción. Por el momento, es difícil ver qué desesperada situación le habría llevado a usar armas químicas y arriesgar lo peor. Sus oponentes son igualmente brutales, y podemos imaginarlos usando armas químicas para obligar a EUA a intervenir y deponer a al Assad. Pero la capacidad de los rebeldes de obtener armas químicas no está clara, y si es descubierta, la maniobra podría costarles todo el apoyo occidental. Es posible que oficiales de menor rango en el ejército sirio utilizaran armas químicas sin el conocimiento de al Assad incluso en contra de sus deseos. Es posible que las bajas fueron mucho menores de lo que se reivindica. Y es posible que algunas de las fotos fueran falsas.

Todas estas cosas son posibles, sencillamente no sabemos cuál es cierta. De mayor importancia es que los gobiernos más importantes, incluyendo el británico y el francés, afirman que tienen conocimiento de que al Assad llevó a cabo el ataque. El Secretario de Estado de EUA, John Kerry, pronunció un discurso el 26 de agosto claramente preparando las bases de una respuesta militar, refiriéndose al ataque por el régimen como “indiscutible” y la evaluación de EUA hasta el momento como “basada en hechos”. Al Assad por su parte se ha comprometido a permitir que los inspectores de la ONU examinen la evidencia en el lugar. Al final, aquellos que se oponen al Assad pretenderán que sus partidarios ocultaron su culpabilidad, y los insurgentes dirán lo mismo si se les culpa o si los inspectores determinan que no hay pruebas concluyentes de los ataques.

Aquí la verdad se ha politizado, y el que afirme haber encontrado la verdad, sea cual fuere la realidad, será acusado de mentir. Sin embargo, la historia emergente dominante es que Al Assad llevó a cabo el ataque, matando a cientos de hombres, mujeres y niños y cruzando con impunidad la línea roja que Obama estableció. El presidente de EUA está acorralado.

EUA ha optado por llevar el asunto a las Naciones Unidas. Obama hará un esfuerzo por demostrar que está actuando con el apoyo de la ONU. Pero él sabe que no logrará el apoyo de la ONU. Los rusos, aliados de al Assad y los opositores de las intervenciones militares basados en las Naciones Unidas, ​​vetarán cualquier propuesta de intervención. Los chinos — que no están cercanos de al Assad, sino que también se oponen a las intervenciones sancionadas por la ONU — probablemente se unirán a ellos. Independientemente de si los cargos contra al Assad son ciertos, los rusos los disputarán y vetarán cualquier acción. El ir a las Naciones Unidas por lo tanto sólo gana tiempo. Curiosamente, EUA declaró el domingo que ya es demasiado tarde para que Siria autorice inspecciones. Descartar esa posibilidad permite a EUA presentarse como un duro y, de hecho, crea una situación en la que tiene que ser duro

Consecuencias de Siria y más allá

Esto ya no trata simplemente de Siria. EUA han estipulado una situación que compromete a una intervención. Si no actúa cuando tiene lugar una clara violación de la condición, Obama aumenta la posibilidad de una guerra con otros países como Corea del Norte e Irán. Una de las herramientas que EUA puede utilizar para controlar el comportamiento de los países como éstos sin tener que ir a la guerra consiste en delinear las condiciones que provocarían la intervención, lo que permite al otro lado evitar cruzar la línea. Si estos países llegan a creer que EUA en realidad está haciendo un bluff, entonces se dispara la posibilidad de que tenga lugar un error de cálculo. Washington podría trazar una línea roja cuya violación no puede tolerar, tan como un misil con armas nucleares para Corea del Norte, pero la otra parte puede decidir que se trata únicamente de otro Siria y cruzar la línea. Washington tendría que atacar, un ataque que podría no haber sido necesaria si Siria no le hubiera aceptado el bluff.

También están las cuestiones de Rusia e Irán. Ambos han invertido mucho en apoyar a al Assad. Ellos podrían tomar represalias en caso de que alguien fuera a atacar al régimen sirio. Ya hay rumores en Beirut de que Irán ha dicho a Hezbollah que comience a tomar rehenes estadounidenses si EUA ataca a Siria. Rusia por su parte ha cometido en el asunto Snowden algo que Obama claramente considera un acto hostil. Si ataca, se lo debe preparar para una respuesta rusa. Si no ataca, se debe asumir que los rusos y los iraníes verán en ello una debilidad.

Siria no era un problema que afectara al interés nacional de EUA hasta que Obama declaró una línea roja. Creció en importancia en ese momento no porque Siria sea fundamental para EUA, pero debido a la credibilidad de sus límites establecidos son de vital importancia. El problema de Obama es que la mayoría de los estadounidenses se oponen a la intervención militar, el Congreso no está completamente detrás de una intervención y los que ahora animan la intervención de EUA no llevan la mayor parte de la carga militar — ni tendrán que soportar las críticas que seguirán las bajas civiles inevitables, los accidentes y delitos que son parte de la guerra, independientemente de la pureza de la intención.

Por tanto, la pregunta se convierte en lo que EUA y su nueva “coalición de los dispuestos” hará si la línea roja se ha cruzado. La fantasía es que una serie de ataques aéreos, destruyendo únicamente las armas químicas, será tan perfectamente ejecutada que nadie va a morir, excepto aquellos que merecen morir. Sin embargo, es difícil distinguir el alma de un hombre desde 10 000 pies de altura. Habrá muertes, y EUA será culpado por ellas.

La dimensión militar es difícil de definir porque la misión no está clara. Lógicamente, el objetivo debería ser la destrucción de las armas químicas y sus sistemas de despliegue. Esto es razonable, pero el problema es establecer la ubicación de los lugares donde se almacenan todos los productos químicos. Me imagino que gran parte están bajo tierra, lo que plantea un problema enorme de inteligencia. Si asumimos que está disponible la inteligencia perfecta y que los encargados de van a tomar estas decisiones confían en esta inteligencia, alcanzar objetivos enterrados es muy difícil. Se habla de un ataque limpio con misiles de crucero. Pero no está claro si llevan suficientes explosivos para penetrar objetivos mínimamente fortalecidos. Los aviones llevan municiones más poderosas y es posible que los bombarderos estratégicos se usen para golpear los objetivos.

Aún así, la evaluación de los daños del ataque no es fácil. ¿Cómo se sabe que has destruido los productos químicos — que en realidad estaban allí y que se han destruido las instalaciones que los contienen? Por otra parte, hay numerosas instalaciones y muchas estarán cerca de áreas civiles y muchas municiones tomarán un curso errado. Los ataques podrían ser más mortales que los ataques químicos. Y, por último, atacar a al Assad significa que él pierde todo incentivo para detener el uso de armas químicas. Si él está pagando el precio por usarla, pues también las va a usar. Los guantes se eliminarán de ambos lados a medida que al Assad trata de utilizar sus armas químicas antes de que sean destruidas.

La guerra con armas químicas tiene una locura incorporada. El problema no son las armas químicas, que probablemente no pueden ser erradicadas desde el aire. El problema bajo la definición de esta guerra sería la existencia de un régimen que utiliza armas químicas. Es difícil imaginar cómo un ataque contra las armas químicas puede evitar un ataque contra el régimen — y los regímenes no se destruyen desde el aire. Hacerlo requiere tropas. Por otra parte, los regímenes que son destruidos deben ser reemplazados, y uno no puede asumir que el régimen que tiene éxito al Assad será agradecido hacia aquellos que lo depusieron. Sólo hay que recordar los chiítas en Irak, que celebraron la caída de Saddam y luego se  armaron para combatir a los estadounidenses.

Armar a los insurgentes eliminaría le necesidad de una campaña aérea por lo que parece ser un menor riesgo. El problema es que Obama ya ha dicho que va a armar a los rebeldes, así que anunciar esto como su respuesta todavía permitiría al Assad evitar las consecuencias de cruzar la línea roja. Armar a los rebeldes también aumenta las posibilidades de fortalecer los yihadistas en Siria.

Obama enfrenta ahora la segunda vez en su presidencia en que la guerra es una opción. Primero fue Libia. El tirano ha muerto, y lo que siguió no ha sido bello. Y Libia fue fácil en comparación con Siria. Ahora, el presidente debe intervenir para mantener su credibilidad. Pero no hay apoyo político en EUA para la intervención. Debe emprender una acción militar, pero no una que haga que EUA parezcan brutales. Se debe derrocar a al Assad, pero no reemplazarlo con sus oponentes. El nunca pensó al Assad sería tan imprudente. A pesar de si Al Assad en realidad lo fue, el consenso es que si lo fue. Esas son las cartas con que el presidente tiene que jugar, lo cual dificulta ver cómo evita la acción militar y mantiene su credibilidad. También es difícil ver cómo se lleva a la acción militar sin una revuelta política en su contra si sale mal, que es lo que normalmente sucede.

Artículo en inglés