Análisis StratforPublicado en inglés por Stratfor Global Intelligence bajo el título War and Bluff: Iran, Israel and the United States. Traducido con autorización especial. Por George Friedman. Durante los últimos meses, los israelíes han amenazado con atacar las instalaciones nucleares iraníes mientras que EUA ha llevado a cabo la compleja política de evitar la oposición total a dichos ataques a la vez que deja claro que no considera que los ataques son necesarios. Al mismo tiempo, EUA ha llevado a cabo maniobras destinadas a demostrar su capacidad de prevenir la respuesta iraní a un ataque – es decir, bloqueando el Estrecho de Ormuz. Mientras que han estado en curso las maniobras, la secretaria de Estado Hillary Clinton ha dicho o que no existe una “línea roja” que una vez Irán cruce obligaría a un ataque contra las instalaciones nucleares de Irán. El gobierno israelí por mucho tiempo ha sostenido que Teherán finalmente llegará al punto en que le sea demasiado costoso a otras naciones detener el programa nuclear iraní.

Las posiciones israelíes y estadounidenses están íntimamente conectadas, pero la naturaleza precisa de esta relación es menos clara. Israel públicamente se presenta como ansioso por atacar a Irán, pero limitado por EUA, aunque no pueda garantizar que respetará los deseos estadounidenses si Israel considera que una amenaza existencial emana de Irán. EUA condena públicamente a Irán como una amenaza a Israel y a otros países de la región, en particular Arabia Saudita, pero expresa sus reservas sobre la acción militar bajo el temor de que Irán respondería a un ataque desestabilizando la región y porque no cree que la programa nuclear iraní es tan avanzado como los israelíes lo dicen.

Los israelíes y los estadounidenses públicamente dicen pensar lo mismo de Irán. Sin embargo, sus opiniones públicas sobre la manera de proceder divergen. Los israelíes tienen menos tolerancia al riesgo de los estadounidenses, que tienen menos tolerancia a las consecuencias mundiales de un ataque. Su desacuerdo sobre el asunto gira en torno al estado del programa nuclear iraní. Todo esto es lo que se ve en la superficie; examinemos ahora más profundamente la estructura de la cuestión.

Tras la retórica

Desde el punto de vista iraní, el programa nuclear ha sido muy valioso. El tenerlo ha traído prestigio a Irán en el mundo islámico y le ha dado un nivel potenciable de credibilidad política global. Al igual que con Corea del Norte, el poseer un programa nuclear ha permitido a Irán a sentarse de igual a igual con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU además de Alemania, creando un ambiente psicológico en que la simple voluntad de Irán de hablar con los estadounidenses, británicos, franceses, rusos , chinos y alemanes representaban una concesión. A pesar de que se ha posicionado muy bien los iraníes políticamente, el programa nuclear también ha dado lugar a las sanciones que en Irán han causado sustancial dolor. Sin embargo, Irán se ha preparado para las sanciones por años, mediante la construcción de una serie de mecanismos corporativos, bancarios y de seguridad para evitar sus efectos más devastadores. También ha ayudado a Irán que haya países como Rusia y China que lo quieren ver triturado. Irán puede sobrevivir las sanciones.

Mientras que un programa nuclear de Irán ha dado influencia política, la adquisición de armas nucleares en realidad aumentaría el riesgo de un ataque militar contra Irán. Un ataque militar fracasado beneficiaría a Irán, demostrando su poder. Por el contrario, un ataque exitoso que retrasara dramáticamente o destruyera su capacidad nuclear sería un grave revés para Irán. El episodio Stuxnet, suponiendo que haya sido un intento de Israel o de EUA por socavar el programa de Irán con guerra cibernética, es muy ilustrativo en este sentido. Aunque EUA elogió a Stuxnet como un gran éxito, escasamente demoró el programa iraní, si los israelíes están en lo cierto. En ese sentido, fue un fracaso.

El uso de armas nucleares contra Israel sería catastrófico para Irán. El principio de la destrucción asegurada mutua, que estabilizó el equilibrio EUA y la Unión Soviética durante la Guerra Fría, controlaría el uso por Irán de armas nucleares. Si Irán golpeara a Israel, el daño sería enorme, lo que obligaría a los iraníes a asumir que los israelíes y sus aliados (concretamente, EUA) podría lanzar un contraataque masivo contra Irán, aniquilando a gran parte de la población de Irán.

Es aquí donde llegamos al meollo de la cuestión. Si bien desde un punto de vista racional para los iraníes sería una locura lanzar un ataque, la posición israelí es que los iraníes no son actores racionales y que su fanatismo religioso hace que cualquier intento de predecir sus acciones pierda sentido. Por lo tanto, los iraníes bien podrían aceptar la aniquilación de su país con el fin de destruir a Israel en una especie de bombardeo megasuicida. Los israelíes apuntan a la retórica de los iraníes como prueba de su fanatismo. Sin embargo, como sabemos, la retórica política no es siempre sirve para predecir el curso de eventos. Además, poniendo de lado la retórica, Irán ha seguido una política exterior cautelosa, persiguiendo sus fines con medios encubiertos más que manifiestos. En rara ocasión ha tomado acción imprudente, participando en vez en retórica irresponsable.

Si los israelíes creen que los iraníes no son disuadidos por la perspectiva de la destrucción mutua asegurada, entonces permitirles que desarrollen armas nucleares sería irracional. Pero si ven a los iraníes como actores racionales, entonces la configuración del entorno psicológico en el que Irán adquiere las armas nucleares es un elemento crítico de la destrucción mutua asegurada. En esto radica la raíz del gran debate que enfrenta en Israel el gobierno de Netanyahu, que parece considerar a Irán como irracional, contra importantes sectores de las fuerzas armadas israelíes y las comunidades de inteligencia, que consideran a Irán como racional.

Evitar la creación de un arma

Suponiendo que los iraníes son actores racionales, su estrategia óptima no consiste en la adquisición de armas nucleares y ciertamente no en usarlas, pero en vez de tener un programa creíble de desarrollo de armamento que les permita presentarse como importantes protagonistas internacionales. El desarrollo de armas sin jamás producirlas concede a Irán importancia política internacional, aunque a costa de sanciones de impacto discutible. Al mismo tiempo, no obliga a nadie a actuar en contra de ellos, lo que permite a los extranjeros evitar caer en las incertidumbres y los riesgos que traería una intervención militar.

Hasta el momento, los iraníes no han comenzado a ensayar un dispositivo para la prueba, y mucho menos un arma que pueda desplegarse. Pese a toda su actividad, ya sea por sus limitaciones técnicas o una decisión política les ha impedido cruzar las líneas rojas evidentes, dejando a Israel tratando de definir algunos puntos inaceptables en el campo del desarrollo.

El enfoque de Irán ha creado una crisis de lento desarrollo, reforzada por la respuesta que paulatinamente está emitiendo Israel. Por su parte, toda la retórica de Israel — y las amenazas periódicas de ataque inminente — viene sucediendo desde hace varios años, pero los israelíes no han hecho mucho más allá de algunos ataques encubiertos y ataques cibernéticos para bloquear el programa nuclear iraní. Al igual que la brecha entre la retórica y la acción iraní dice mucho, también, tiene lo dice la brecha entre la retórica y la realidad israelí. Ambos quieren parecer más temibles de lo que ningino de los dos está realmente dispuesto a actuar.

La estrategia iraní ha sido mantener la ambigüedad sobre el estatus de su programa, mientras que hace parecer que el programa es capaz de un éxito repentino — sin que jamás logre dicho éxito. La estrategia israelí ha sido aparecer constantemente al borde de ataque sin tener que atacar y utilizar a EUA como la razón por la que no ha atacado, unto con una estudiada ambigüedad del programa iraní. EUA, por su parte, se ha conformado con jugar el papel de detener a Israel de un ataque que Israel no parece que desea iniciar. EUA considera que el desmoronamiento de la posición de Irán en Siria como una importante revés para Irán y está contento de ver este desarrollo junto con las sanciones.

Tras la indecisión sobre si Israel atacará se encuentra al cuestión de si puede efectuar tal  ataque. Esta no es una cuestión política, sino militar y técnica. Irán, después de todo, se ha estado preparando para un ataque contra sus instalaciones nucleares desde que las inició. Algunos descartan los preparativos iraníes para un ataque. Estas son las mismas personas que están más alarmadas por supuesta capacidad de Irán en desarrollar armas nucleares. Si un país puede desarrollar armas nucleares, no hay ninguna razón por la que no pueda desarrollar sitios protegidos y dispersos y crear suficiente ambigüedad para engañar a la inteligencia israelí y de EUA y erosionar su confianza en su capacidad para determinar que es lo que hay y dónde. Recuerdo la redada contra Son Tay durante la Guerra de Vietnam. EUA montó un esfuerzo para rescatar a los prisioneros de guerra estadounidenses en Vietnam del Norte, sólo para descubrir que su inteligencia en donde se encontraban los prisioneros de guerra estaba completamente equivocada. Cualquier político que decida atacar Irán tendría a Son Tay y un centenar de otros fallos de inteligencia flotando en sus cerebros, sobre todo desde un ataque contra Irán fracasado sería mucho peor que cualquier ataque anterior.

Los sitios dispersos reducen la capacidad de Israel de golpear duro a un blanco y obtener una evaluación de los daños causados que le diría a Israel tres cosas: primero, si el objetivo fue destruido estando enterrado bajo roca y concreto; en segundo lugar, si el objetivo contenía lo que Israel pensaba que contenía; y tercero, si el ataque evitó un sitio de respaldo que duplicaba el que destruyó. Suponiendo que los israelíes se dieran cuenta de que se necesitaba un nuevo ataque, ¿podría su fuerza aérea montar otra campaña aérea con una duración de varios días, incluso semanas? Tienen una fuerza aérea pequeña y las distancias son grandes.

Mientras tanto, el despliegue de las fuerzas de operaciones especiales a tantos objetivos tan cerca de Teherán y adentro del territorio de Irán sería arriesgado, por decir no decir más. Es concebible una especie de ataque exótico, por ejemplo en que se usen armas nucleares para generar pulsos electromagnéticos y paralizar la región, — pero dado el tamaño del triángulo Tel Aviv-Jerusalén-Haifa, es difícil imaginar que Israel quiere establecer tal precedente. Si los israelíes han logrado desarrollar una tecnología nueva de armas desconocida para todos, todos los análisis convencionales no funcionarían. Pero si los israelíes poseen un arma milagrosa ultrasecreta, posponer su uso podría poner en peligro el secreto. Sospecho que si tuvieran tal arma, a estas alturas ya la habrían empleado.

Los retos en el campo de batalla que presentan los iraníes son enormes, y un ataque se hace aún menos atractiva teniendo en cuenta que los iraníes no han detonado un dispositivo y están lejos de poseer un arma. Los estadounidenses hacen hincapié en estos puntos, pero les gusta utilizar las amenazas israelíes para incrementar la presión sobre los iraníes. EUA quiere socavar la credibilidad de Irán en la región, haciendo Irán parezca vulnerable. Las fuerzas gemelas de la retórica israelí y las sanciones ayudan a que Irán parezca asediado. Los reveces en Siria aumentan esta impresión. Las maniobras navales en el Estrecho de Ormuz añaden a la sensación de que EUA está preparado para neutralizar la respuesta de Irán a un ataque aéreo israelí, por lo que las poses amenazantes de Israel y la debilidad de Irán parecen más grandes.

Cuando damos un paso atrás y vemos el cuadro en su conjunto, notamos que Irán utiliza su programa nuclear por razones políticas, pero meticulosamente evitando aparecer sin ambigüedad alguna cerca del éxito. Vemos que los israelíes hablan como si estuvieran amenazados pero actúan como si no tuvieran mucha prisa para hacer frente a la presunta amenaza. Y vemos a los estadounidenses que actúan como si estuvieran restringiendo a Israel, paradójicamente dando la apariencia de proteger a Irán, a pesar de que están utilizando la amenaza israelí para aumentar la inseguridad iraní. Por su parte, los rusos inicialmente apoyaron a Irán en un intento por enmarañar a EUA en otra crisis en Medio Oriente. Sin embargo, dado el revés de Irán en Siria, los rusos están claramente reconsiderando su estrategia Oriente Medio e incluso si realmente tienen una estrategia en primer lugar. Mientras tanto, los chinos quieren seguir comprando petróleo iraní desapercibidos.

Lo más fascinante es el juego EUA-Israel. A primera vista, Israel está impulsando la política de EUA. Un examen más detallado, muestra que lo contrario es la realidad. Israel ha amagado con un ataque durante años y nunca lo llevó a cabo. Tal vez ahora sí va a actuar, pero los riesgos del fracaso son enormes. No es obvio si Israel realmente quiere actuar. Los discursos de los políticos no constituyen directrices claras. Si los israelíes quieren que EUA participe en el ataque, la retórica no va a funcionar. Washington quiere seguir aumentando la presión para aislar a Irán. Simplemente deshacerse de un programa nuclear sin las intenciones claras de producir un dispositivo nuclear no es la política de EUA. Contener a Irán sin ser arrastrados a una guerra los. Con este fin, la retórica israelí es útil.

En lugar de ver a Netanyahu como intento arrastrar a EUA en un ataque, es más útil para ver la retórica de Netanyahu como valiosa para la estrategia de EUA. Israel y EUA siguen estando alineados geopolíticamente.  La belicosidad de Israel no tiene la intención de indicar un ataque inminente, sino de apoyar la agenda de EUA de aislar a Irán y mantener la presión contra ellos. Ello indicaría más discursos de Netanyahu y un mayor temor sobre la guerra. Pero poniendo de lado los discursos y las emociones a un lado, la intensificación de la presión psicológica contra Irán es más probable que la guerra.

Artículo en inglés