El peyorativo más depreciable en la lengua inglesa podría ser “ilegal alien”. Porque deshumaniza a la persona contra quien va dirigido, reduciéndola a su status migratorio.
“Ilegal alien” es tan racista, tan ofensivo, que importantes periódicos, e incluso la Biblioteca del Congreso de EUA, han decidido no usar ese lenguaje.
Sin embargo, fue llamándolos “Ilegal Aliens” que el Fiscal General de EUA, Jeff Sessions, anunció esta semana que la administración Trump suspenderá el programa DACA (Acción Diferida para Llegados en la Infancia), al cual se han acogido alrededor de 800,000 personas que han crecido en EUA sin papeles migratorios porque llegaron muy niños. Fue implementada por acción ejecutiva bajo el presidente Barack Obama en 2012, mediante la ley conocida como Dream Act (Acto del Sueño).
En su argumentación, Sessions vinculó a estos jóvenes “soñadores” con pandillas, con la migración de menores, los presentó como si peligrosos para la seguridad nacional de EUA. Sin embargo, Sessions no mencionó que estos 800,000 jóvenes inscritos en DACA son ciudadanos ejemplares. No tienen antecedentes criminales, porque de tenerlos no podrían haberse beneficiado del programa, que exige, además, que tengan empleo, o estén inscritos en una institución docente o en las fuerzas armadas.
Según el Fiscal Sessions, corresponde al Congreso de EUA (trístemente célebre por su parálisis) arreglar el status de estos jóvenes, para lo cual anunció un periodo de seis meses.
¿Y si no logran una ley?
Perderían sus permisos de trabajo, el acceso a las universidades estatales, el derecho de conducir. Podrían caer en una redada en cualquier momento y ser enviados a países con los que no tienen conexión alguna, fuera de haber nacido allía hace décadas.
Dijo el congresista Steve King de Iowa, “Qué vuelvan a vivir en las sombras”.
Es decir, como ciudadanos de segunda categoría, en el país donde se criaron, donde por años vienen contribuyendo a la sociedad como maestros, enfermeros, constructores, empresarios y la red de oficios y profesiones que componen las comunidades.
La noticia de la suspensión de DACA fue un baldado de dolor, angustia e incertidumbre — contra las comunidades inmigrantes. Otro más en la guerra de una administración que desde el primer día ha ubicado a los latinos de EUA en el campo de los enemigos de la sociedad. Trump se había comprometido a eliminar DACA, que la derecha republicana considera una amnistía porque presuntamente premia a los violadores de las leyes migratorias.
Al día siguiente, como echando sal en la llaga de este drama humano, Trump dijo por Tweeter a los soñadores que no tienen de qué preocuparse durante seis meses. No actuaremos.
For all of those (DACA) that are concerned about your status during the 6 month period, you have nothing to worry about – No action!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) September 7, 2017
¿En serio? Comienzan a poner patas arriba el mundo de millones de personas — los soñadores y sus familias — pero que “no hay nada de que preocuparse”. ¿?
Los soñadores no están solos.
Los respaldan amplios sectores de la sociedad. Ello se nota tanto en las encuestas, como por el amplio apoyo que han recibido, una coalición que une el mundo empresaria (personalidades como Mark Zuckerberg fundador de Facebook), con la comunidad eclesiástica, como la conferencia de obispos católicos, organismos pro derechos civiles, instituciones educativas, comunitarias, y más.
Ya congresistas de ambas cámaras (y ambos partidos) se han comprometido a pasar algún tipo de ley que impida estas deportaciones, que la ultraderecha nacionalista de EUA quisiera implementar.
Los soñadores de EUA no se han quedado cruzados de brazos. Han demostrado amplio poder de convocatoria y una temeraria disposición a movilizarse. A diferencia de sus padres que optaron por vivir con la cabeza gacha para evadir la persecución, contentándose con poco con la esperanza de no llamar la atención, los soñadores salen a las calles de las ciudades y universidades del país.
Las banderas de estos jóvenes soñadores llevan mensajes como #SinMiedo, #NiUnoMas. Muchos conocen el sistema y no han vacilado en usarlo. Manejan con destrezas los medios y las redes sociales. Han movilizado a través de EUA a miles de jóvenes, luchando por su derechos y dignidad.
Esta ola de ataques contra los jóvenes de DACA fue solo uno de varios eventos importantes en una semana en que EUA sufrió la destrucción de dos huracanes (y en EUA muchos siguen negando que exista tal cosa como el calentamiento global), uno tras el otro. También, sobre la investigación sobre Rusia, Donal Trump Jr., el hijo mayor del presidente fue interrogado durante cinco horas y media por un un comité del Senado. También, se ha anunciado que el fiscal independiente Robert Mueller piensa cuestionar a varios funcionarios de la Casa Blanca — en una investigación que abarca desde la posible obstrucción de justicia, hasta vinculos con intereses rusos, para crear situaciones que podrían beneficiar el imperio de Donald Trump.
Y para cerrar con un toque aún más surreal, Hillary Clinton ha lanzado un libro, “What happened”, donde culpa a todo el mundo por su derrota. Todo el mundo menos ella. En vez de desaparecer con lo que le quedaba de dignidad, la semana entrante comenzará una gira promocional que nos traerá sus cara en los diversos medios. Ad nauseum.
Otra semana que pasó en EUA.
Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
New York, NY, 9/10/2017