Temer/UnderwoodMichel Temer, el hombre que ha reemplazado a la presidenta Dilma Rousseff en Brasil, ha sido comparado en múltiples ocasiones con Frank Underwood, el ambicioso y manipulador político estadounidense que en la serie de Neflix House of Cards se las ingenia para alcanzar la vicepresidencia y luego asestar una puñalada trapera y asumir la presidencia.

Ambos parecen ser astutos, ambiciosos, maquiavélicos e inmisericordes.

imagesPero a diferencia de Underwood, quien jamás cuestionaría la necesidad de incluir mujeres y afroamericanos en sus maquinaciones políticas, Temer ha formado un gabinete exclusivamente con hombres blancos — por primera vez desde la década del 70.

Ello ha sido interpretado como un enorme paso hacia atrás, un intento por borrar cualquier avance social registrado para las mujeres y las minorías. Brasil, con la séptima economía en el mundo, es uno de los lugares de mayor diversidad en el planeta. El 51%, o 107 millones, son mujeres.

La BBC cita la explicación del nuevo ministro Eliseu Padilha sobre las razones por las que únicamente hombres de raza blanca ocupan el gabinete. “Intentamos encontrar mujeres pero por razones que no necesitamos mencionar aquí, lo discutimos y no fue posible”.

Escribe Shannon Sims en Forbes: “…observadores han expresado gran preocupación por el futuro de la representación política femenina de Brasil. De 513 representantes en el Congreso de Brasil, sólo el 53 son mujeres. Esto coloca a Brasil en el #115 en la clasificación mundial de la representación política femenina”.

Dilma Rousseff ha dicho en repetidas ocasiones que lo que ha sufrido fue un golpe de estado. Ella no fue acusada de corrupción ni de enriquecimiento personal, únicamente de “maquillar” el presupuesto. Ahora será juzgada por el senado, un largo y debilitante proceso que podría durar hasta seis meses.

Entrevistado por Amy Goodman de Democracy Now!, el periodista estadounidense Glenn Greenwald, quien en la actualidad reside en Brasil, considera que toda la pantomima política brasileña tiene un fin: Retroceder los avances sociales de los sectores históricamente oprimidos por una élita racista y machista.

[…] todo esto realmente trata de dos cosas: uno, instalar como presidente y como la facción en control en Brasilia a un grupo de personas que creen en una ideología muy proempresarial, neoliberal, que quieren desmantelar los programas sociales básicos que se han construido en los últimos 20 años, y que, por sí mismos, nunca serían aceptados por la mayoría de los votantes brasileños; y en segundo lugar, se trata sobre dar poder en Brasilia a las personas que son verdaderamente corruptas, que han robado enormes cantidades de dinero, lo han dilapidado en cuentas bancarias en el extranjero y lo han utilizado para comprar una segunda, tercera, cuarta casa a nombre de otras personas.

El Banco Mundial indica que entre 2003 y 2014 el gobierno logró sacar a 29 millones de la pobreza y aumentar los niveles de ingresos del 40% más pobre de la población.

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