Dependencia de Cuba en Venezuela, y si muere Chávez?Ante la incertidumbre sobre la salud del presidente de Venezuela Hugo Chávez, la bloguera cubana Yoani Sánchez discute los efectos que su fallecimiento tendría en Cuba, nación cuya economía depende de la importación de 100,000 barriles diarios de petróleo venezolano.

La situación actual, dice en una opinión publicada en El País, recuerda los días que siguieron el colapso de la Unión Soviética hace más 20 años.

Pero esta vez el riesgo no emana del Kremlin sino de un palacio más cercano, el de Miraflores. Hugo Chávez está en Cuba y sobre su salud se tejen infinitas especulaciones y algunos alarmantes escenarios futuros. Los más de 100.000 barriles diarios de petróleo que se importan desde Venezuela, podrían desvanecerse tan rápido como se deshace un caramelo en la boca, si el presidente de ese país fallece a consecuencia del cáncer que lo aqueja. En las calles habaneras, las interrogantes van más allá de la morbosidad en torno a temas médicos, para convertirse en preocupantes vaticinios del mañana. Una mujer, con el rostro agriado por la cotidianidad, le dice a otra de forma tajante: “Si a Chávez le pasa algo, nos va a caer encima un segundo Período Especial”.

Hace 20 años, dice Yoani Sánchez, Cuba debió haber aprendido una lección de la dependencia de hipotecar el futuro de la nación en un partido o presidente extranjero.

Pero a principios de 1999, con la asunción de Hugo Chávez al poder, quedó claro que la autonomía económica sería sólo una fantasía nacional postergada una y otra vez. El desequilibrado intercambio comercial entre Cuba y Venezuela ha permitido al gobierno de Raúl Castro evitar el colapso a pesar de la improductividad del país.

Las imágenes de Chávez en la televisión, los constantes anuncios de su pronta recuperación son como un soplo de vida al régimen castrista, dice.

Cuando nos enseñan el rostro sonriente del presidente venezolano, no esperan que leamos solo el estado de salud de un hombre, sino también el pronóstico político de dos países. De ahí que la propaganda oficial se afane en hacer coincidir la supuesta “victoria” sobre el tumor físico con el triunfo de todo un proyecto ideológico.

Concluye con la siguiente reflexión, “Los gobiernos mantenidos, los regímenes subsidiados, tienen la falsa ilusión de que pueden aprender a vivir sin sus mecenas”.

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