Hillary_BenghaziTiro por la culata para republicanos. Preparados durante más de un año, los republicanos esperaban que el nuevo interrogatorio de Hillary Clinton sobre los eventos que en septiembre 11 de 2012 causaron la muerte de cuatro diplomáticos estadounidenses en Bengasi, Libia, descarrilaría la campaña presidencial de la candidata demócrata. Pero al cabo de 11 horas, interrumpidas por breves descansos, Hillary seguía fresca, calmada y, sin perder compostura, dejando al comité en la defensiva.

El mismo presidente del Comité, el congresista republicano del Tea Party Trey Gowdy, de Carolina del Sur, dijo a la prensa que, “No creo que haya testificado muy diferente hoy que en previas ocasiones”.

Podría decirse que el único problema que enfrentó la candidata en sus respuestas fue un ataque de tos hacia el final de la noche.

El resto de su testimonio, que el país siguió intensamente por los diversos medios, fue responder con una calma firme punteada por sonrisas sarcásticas, caras de exasperación, suspiros y un chiste a costa de alguno de sus interrogadores.

La estrategia republicana consistía en culpar a Hillary Clinton de no haber ofrecido suficiente seguridad al equipo de diplomáticos que estaban en la segunda ciudad más importante de Libia, al este del país. Según el argumento republicano, la incapacidad de la Secretaria de Estado de proteger a sus empleados dio lugar a un encubrimiento para impedir que el público supiera que se trataba de un acto terrorista, y no un ataque espontáneo. Ello, según la narrativa republicana, porque Clinton quería mostrar a Libia sin Gadaffi como una victoria de su política exterior.

Parte del presunto encubrimiento por Clinton ha consistido en no entregar correos electrónicos sobre Bengasi, sostienen los republicanos.

Esta línea de argumentación comenzó a desmoronarse a media tarde cuando la congresista Susan Brooks, republicana por Indiana, mostrando una pila de expedientes con correos, preguntó por qué eran tan pocos los correos electrónicos sobre la situación en el terreno en Libia entre 2011 y 2012, señalando que “solo puedo asumir que es una falta de interés de su parte”.

 

 

“Bueno, congresista, no conduje la mayor parte del trabajo de mi país por teléfono. Tuvo lugar en reuniones. Leí cantidades masivas de memorandos, muchos de ellos con información clasificada. Llamadas telefónicas por líneas de seguridad. Iba y venía de la Casa Blanca continuamente”.

Básicamente, dijo Clinton, la falta de correos electrónicos no significó falta de interés.

“La mayoría de mi trabajo no se hizo mediante correos electrónicos con mis asistentes más cercanos, funcionarios del Departamento de Estado y del resto del gobierno, así como de la Casa Blanca y gente alrededor del mundo”.

Dijo Hillary Clinton que recibía de las diversas agencias del gobierno maletines con documentos secretos, que ella leía y luego regresaba a la fuente.

Desde el inicio de la maratónica sesión, los demócratas denunciaron el comité mismo como una persecución política, citando a varios líderes republicanos que han hablado en este sentido. Los republicanos rechazaron en repetidas ocasiones estas acusaciones reiterando que era un intento por investigar la muerte de cuatro diplomáticos.

Poco antes del almuerzo, Trey Gowdy y Elijah Cummins cruzaron palabras fuertes.

El único momento en que Clinton se alteró ligeramente fue cuando el congresista Gowdy atacó el comité, que siguiendo el protocolo del Departamento de Estado investigó el incidente en el 2012, encabezado Thomas R. Pickering, diplomático retirado, y Mike Mullen, antiguo miembro del Estado Mayor del ejército.

“No me voy a quedar aquí escuchando esto”, dijo en referencia a las acusaciones de que la investigación no había sido exhaustiva.

El interrogatorio tuvo lugar en el elegante salón del House Ways and Means y fue transmitido en vivo por numerosos medios.

El comité  consistió de 12 congresistas. Siete  republicanos: Trey Gowdy, South Carolina, Presidente; Susan Brooks, Indiana; Jim Jordan, Ohio; Mike Pompeo, Kansas; Martha Roby, Alabama; Peter Roskam, Illinois; Lynn Westmoreland, Georgia. Y cinco demócratas: Miembro más antiguo, Elijah Cummings, Maryland; Adam Smith, Washington; Adam Schiff, California; Linda Sánchez, California; Tammy Duckworth, Illinois.

Para Hillary Clinton fue la primera oportunidad desde 2013 de responder a sus críticos sobre acusaciones que los republicanos ha reciclado una y otra vez. Con su calma estoica, absoluto control de la temática, su capacidad de responder a los ataques preparados por siete individuos y sus equipos (a un costo a los contribuyentes de US$20 millones) durante un año Hillary Clinton mostró su madera presidencial ante una nación en medio de la campaña electoral.

Precisamente lo que no querían los republicanos.