Screen Shot 2013-01-02 at 5.18.08 PMPublicado en inglés el 22 de agosto del 2013 en la revista The Nation bajo el título “An Open Letter: How I Failed Chelsea Manning“. Traducido con autorización especial. Por Aura Bogado.

He perdido la cuenta de cuántas veces he leído tu brillante declaración de ayer, declaración que ilustra tu compromiso con la justicia, y que ahora te ubica al lado de algunos de los pensadores más radicales de la historia. Puedo leer cualquier frase por separado en ella y examinarla con admiración — y como escritora, puedo dar fé sobre la dificultad que hay en hacerlo. Sin embargo, tal vez estoy escribiendo y elogiándote a fin de distraerme de lo que es mucho más difícil para mí escribir, y admitir: yo te fallé, Chelsea Manning.

Aura Bogado
Aura Bogado

Debería haber prestado mucha más atención tanto a ti como a tu juicio. Podría mentir y decirte que no tuve el tiempo, pero no es cierto. Te he fallado, porque no pude comprender completamente los múltiples cargos formulados en contra tuya. Te he fallado debido a la manera en que el increíble poder del gobierno de EUA se usó contra ti. Te he fallado porque era fácil ignorarte, y ponerte en la parte de atrás de mi mente. Decidí leer acerca sobre ti sólo de vez en cuando — cuando me convenía. Decidí hablar sobre ti con amigos y colegas sólo de vez en cuando, dejando de hablar de ti tan pronto ellos perdían interés. Y por todo eso, y por más cosas, lo siento.

En tu declaración de ayer, hiciste referencia a la Declaración de la Independencia — sólo para mejorarla, al dejarnos saber que “gustosamente” pagarás el precio de la prisión “si ello significa que podremos tener un país que está verdaderamente concebido en libertad y dedicado a la propuesta de que todas las mujeres y los hombres son creados iguales”. Al cerrar con esa línea, has dejado claro que reconoces tu deber de ser uno de los que cuestiona las limitaciones que impiden que EUA logre una democracia plena. Al ampliar el documento que declaró la existencia de esta nación, has ampliado la conversación para incluir la idea aún revolucionaria de que todos los seres humanos son iguales, independientemente de su género.

También dejaste claro que basabas tus acciones en la larga lucha por la justicia racial. Pocas mujeres blancas llaman la atención a la eliminación forzosa de los pueblos Cherokee, Chickasaw, Choctaw, Muscogee y Seminole durante el Camino de las Lágrimas. Pocas mujeres blancas reconocen la deplorable importancia de la decisión Dred Scott, que negó conceder la ciudadanía a los negros libres o esclavos. Son pocas las mujeres — especialmente las mujeres blancas que se preparan para purgar una pena de prisión — que recuerdan que más de 100,000 japoneses americanos fueron internados durante la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de las mujeres blancas no tienen que pensar en estas injusticias, y su silencio asegura su comodidad en una tierra robada que se hizo rica con el trabajo robado. Sin embargo, no sólo arriesgaste tu comodidad, arriesgaste tu vida misma.

Tu declaración es apenas una sorpresa. Ya habías dejado perfectamente claro que creías que las guerras en Irak y Afganistán deshumanizaban a la gente, y que esa deshumanización hacía más fácil matar con impunidad a personas inocentes. Y, sin embargo, realmente no te escuché. Leí superficialmente artículos, análisis, pero nunca tomé la decisión de apoyarte como debí haberlo hecho. Lo siento, Chelsea. Lo siento, por lo menos, en que yo no te haya escuchado bien.

Ahora entiendo que querías hacer el mundo mejor para las mujeres de color como yo. Ahora me toca a mí hacer del mundo un lugar mejor para las mujeres como tú.

Con amor,

Aura

Artículo en inglés