Revista The NationPublicado en inglés el 18 abril del 2013 en la revista The Nation bajo el título “How to Beat the Gun Lobby. Traducido con autorización especial. Por Katrina vanden Heuvel.

La derrota por el Senado de las reformas comunes sobre la venta de armas convirtió al miércoles en un día oscuro para la legislación sensible, y para la democracia estadounidense. El fracaso del ya diluido compromiso sobre la investigación de antecedentes (55 senadores respaldaron la reforma; 45 se alinearon con el NRA) reveló una impresionante cobardía política. Igualmente, iluminó una vez más las horribles divisiones de nuestra corroída democracia — desde el poder de los adinerados intereses especiales, al poder de un pequeño estado (considere Dakota del Norte, cuyos senadores demócrata y republicano ambos apoyaron la NRA: el Estado tiene la cincuentava parte de nuestros senadores, a pesar de tener poco más de la la quinientosava parte de nuestra población).

Katrina vanden Heuvel
Katrina vanden Heuvel

Si las leyes de la nación no representan la opinión de la inmensa mayoría del pueblo, la democracia representativa se convierte en un ejercicio insostenible. La votación de ayer — sobre los que demasiados medios de comunicación informaron casualmente y sin sentido crítico que se “requeriría sesenta votos para pasar” — muestra lo mal que calcularon los líderes demócratas al realmente no promover una verdadera reforma del obstruccionismo y la urgencia de asumir esa causa nuevamente. El 111º Congreso vio más obstruccionistas que en los años 1950, 60 y 70 juntos.

Sin embargo, en medio de la vergüenza y la ignominia, lo que también debe entenderse es que esta lucha para frenar la violencia armada, y unirse al mundo civilizado, tomará tiempo y — sobre todo — un movimiento. Los partidarios de esta reforma de sentido común tienen aliados fuertes y buenos en el Congreso y fuera de él. Si los activistas fueran a alejarse desmoralizados, y entregarle la victoria a los republicanos y los demócratas que obstruyeron un acuerdo humanitario, un doloroso revés estaría seguido de una tragedia duradera.

En nuestra conmoción colectiva sobre el horror de Sandy Hook, muchos en el país esperaban una acción inmediata del Congreso. Pero este Congreso es incapaz de actuar con rapidez. Mientras visto por la historia pueda parecer rápido, nos hemos olvidado de que tardó cinco años de esfuerzo constante en toda la nación para aprobar el proyecto de ley Brady, la prohibición de armas de asalto y la prohibición de cargadores de gran capacidad en los años 90. Durante ese período construimos un movimiento nacional, cambiamos el diálogo, y logramos lo que todo el mundo pensaba que era imposible. Matamos al dragón. Aquí también se puede ver que el proceso repetirse, pero en un tramo relativamente corto de tiempo.

El ciclo electoral del 2014 no está tan lejos, y mientras las encuestas muestran consistentemente el apoyo a la reforma sobre las leyes de armas de fuego, los representantes con puestos marginales también pueden pagar un precio por resistirse a los esfuerzos de reformar estas leyes. La reciente victoria electoral en la elección especial en Illinois del reformista Robin Kelly ofrece una señal positiva de lo que vendrá. Como el estratega Bob Creamer notó el miércoles por la noche, ponerse del lado de la NRA podría resultar siendo una pesada carga electoral para los republicanos en sus esfuerzos por mantener control de la Cámara de Representantes o incluso tomar la Casa Blanca. Como Gabby Giffords prometió en un poderoso artículo de opinión, “si no podemos hacer que nuestras comunidades sean más seguras con el Congreso que tenemos ahora, vamos a utilizar todos los medios disponibles para asegurar de que tengamos un Congreso diferente, que pone los intereses de las comunidades antes del cabildeo de las armas”. Aún más alentadora ha sido la aprobación de leyes fuertes e inteligentes sobre el control a las armas a través del estado de Connecticut, igual que Maryland y New York — todos estos encabezados por gobernadores de quienes corren rumores que les interesa la campaña presidencial primaria demócrata en el 2016. Activistas en estos estados y los demás deben seguir presionando para obtener nuevas victorias que puedan filtrar hasta el Congreso.

La lucha seguirá siendo fuerte. Como escribió recientemente el agente especial jubilado de la ATF Ivar Puar, “Para la mayoría de nosotros, incluyendo a la mayoría de los propietarios de armas, la verificación universal de antecedentes es un problema de seguridad pública. Para la industria y el NRA, sin embargo, representa una pérdida de ventas y la estancamiento en la adhesión de nuevos miembros”.  Para una visión histórica de la rodada de la NRA hacia el teatro de lo macabro, simplemente hojee la galería reciente de Mother Jones sobre anuncios de la NRA a través de los años: desde lo sutil “¿No pertenece usted a un club del rifle?” (1920) a lo indefendible “¿Cuál es el primer paso hacia un estado policial?”(1993).

Al mismo tiempo que trabajamos para transformar el papel del dinero en la política, tenemos que construir una fuerza de contrapeso al cabildeo financiado por los fabricantes de armas y sus sirvientes en la NRA, que ponen el miedo por encima la seguridad una y otra vez. El compromiso financiero realizado por el alcalde Bloomberg para hacer frente a la ventaja financiera de la NRA a través de la organización Alcaldes Contra las Armas Ilegales tiene el potencial de cambiar el juego. Igual es el caso de nuevos grupos como el de Gabby Giffords y Mark Kelly Americans for Responsible Solutions.

Pero más que el dinero, o un mensaje inteligente, o un futuro de horror, lo que hará posible vencer a los cabilderos de las armas será organizar la gente. Como el activista Fiscal General Eric Schneiderman de New York observó en Twitter: “Tenemos que lograr que los estadounidenses organicen y apasionen para garantizar revisión de antecedentes”. En los años 90, la NRA superó masivamente el gasto de quienes luchaban por una prohibición de armas de asalto, la ley Brady; pero los buenos ganaron.

La dura verdad es que, aunque nueve de cada diez estadounidenses dicen que apoyan la verificación de antecedentes, no se han movilizado en las formas que vamos a necesitar si queremos superar la fuerza de la NRA. Mientras que la lucha siga siendo una entre una pasión y una preferencia, la NRA – armada con su arsenal de tácticas de miedo y mentiras deliberadas – va a ganar cada vez. Como dijo el presidente el miércoles en la noche, “a la hora de la verdad, fue un día bastante vergonzoso para Washington. Sin embargo, este esfuerzo no ha terminado”. Si actuamos como si lo fuera, no va a haber nadie a quien culpar sino nosotros mismos.

Artículo en inglés