Screen Shot 2013-01-02 at 5.18.08 PMPublicado en inglés el 6 de mayor del 2013 en la revista The Nation bajo el título “With Bangladesh Toll Over 700, ‘Which Brands Accept Blood on Their Labels?’. Traducido con autorización especial. Por John Nichols.

Es raro que un miembro del Congreso denuncie a una industria importante, especialmente cuando dicha industria tiene una poderosa presencia en el estado del congresista.

John Nichols
John Nichols

Es aún más raro que sea un alto miembro del Congreso, con una destacada posición en un poderoso comité, el que lo haga.

Pero el congresista George Miller ha comenzado a atacar una industria de la moda que se basa en los trabajadores de bajos salarios en las fábricas inseguras para producir ropa con “sangre en sus etiquetas“.

El demócrata de California está dirigiéndose al meollo del asunto.

Con un saldo de muertos en la fábrica de ropa de Bangladesh que produce ropa para las tiendas de EUA que ha superado los 650, el poderoso demócrata de California que durante la mayor parte de cuarenta años ha enfocado sus esfuerzos en el Congreso a obtener condiciones de empleo más seguras, hizo lo que no se han atrevido a hacer ningún congresista ni los medios.  

Explicó en un lenguaje directo, sin excusas, quien era en realidad el responsable.

“La razón por la que los gerentes de las fábricas mantienen a sus trabajadores en edificios inseguros a punto de incendiarse o derrumbarse es el miedo”, declaró Miller. “El temor de que las marcas occidentales y los minoristas hagan sus pedidos en otros lugares debido a que se ha perdido un día en la producción, la entrega tardía o un minúsculo incremento en los costos de producción. Las marcas lo saben. Es por ello que creo que en última instancia son responsables por estas condiciones de trabajo terriblemente inseguras”.

El poderoso demócrata, miembro de un alto nivel del Comité de Educación y la Fuerza Laboral de la Cámara, no escatimó palabras. Y pronunció sus palabras en un foro en el que la industria de la moda no podía ignorar su mensaje: una columna la mañana de lunes en Women’s Wear Daily, la “biblia” de la industria.

Para su crédito, los editores de WWD destacaron la asombrosa declaración de Miller, colocándola en el centro, por lo que es la historia principal en la página web de la publicación.

Aunque en su estado se encuentran muchas empresas que confeccionan ropa, Miller ofreció una dura evaluación no sólo de los horrores que ya han sido reportados en una fábrica que sirvió marcas globales, pero también de los horrores por venir si no se toman medidas.

“El número de muertos en la industria de la confección de Bangladesh es asombroso, con 1,000 muertos en los últimos años. En la última tragedia, un edificio de ocho pisos que albergaba cinco fábricas de ropa se derrumbó, matando a más de 500 hasta la fecha, dejando más de 1,000 heridos y un número indeterminado de personas atrapadas entre los escombros de la Plaza Rana. Y tan sólo cinco meses antes, un devastador incendio en la fábrica de modas Tazreen mató al menos a 112 trabajadores de la confección”, escribió el congresista, cuya influencia sobre los líderes demócratas en el Congreso, con los republicanos responsables y con la Casa Blanca significa que le tomarán en serio ejecutivos de una empresa que son muy adeptos a ignorar la presión para que cambienr sus prácticas. “Estas dos tragedias no son aisladas. Desde Tazreen, se han producido al menos 40 incidentes que causan muertos y heridos como consecuencia de los incendios y explosiones en fábricas de ropa. Sin lugar a dudas habrá más a menos que las principales marcas de moda cambien sus modelos empresariales”.

Para cambiar los modelos de negocio, Miller ha pedido a las empresas que producen y venden las grandes marcas que firmen una iniciativa respaldada por el Centro de Solidaridad con los Trabajadores de Bangladesh, el Foro Internacional de Derechos Laborales y otros grupos que han luchado durante años para informar sobre las condiciones en las fábricas de ropa de Asia meridional.

“Los consumidores estadounidenses y líderes de la industria de la moda tienen una obligación moral de garantizar que estas tragedias no vuelvan a ocurrir. El único camino a seguir por las marcas globales para mejorar las condiciones y la seguridad de los trabajadores es un compromiso efectivo, obligatorio y vigilado. Es por eso que he pedido un número de minoristas y marcas que se unan y firmen el acuerdo Bangladesh Fire and Building Safety (acuerdo sobre seguridad y de protección y contra el fuego), elaborado por organizaciones no gubernamentales para prevenir este tipo de desastres que ocurran”, dice Miller.

El acuerdo es un vehículo para abordar “los elementos más urgentes que sean necesarios para dar frente a estos peligros”:

  • informes públicos detallados y auditorías sobre incendios en edificios realizados por expertos de seguridad independientes
  • reparaciones oportunas a los espacios de trabajo y edificios inseguros
  • terminación por las marcas de los contratos con fábricas que desafíen la obligación de mantener a los trabajadores seguro
  • el derecho de los trabajadores a negarse a realizar trabajos peligrosos y sin retribución
  • acceso de los sindicatos a las fábricas

Los grandes debates sobre el comercio mundial, las condiciones de los trabajadores y de una economía justa rara vez reciben la atención que merecen. Y, con demasiada frecuencia como señala Miller, las corporaciones dicen poco, abrigando la esperanza de que la atención de los gobiernos y los medios enfoquen otros temas.

Pero el congresista, hablando directamente a la industria de la moda, y haciendo todo el escándalo que ha podido sobre el tema, está tratando de mantener el debate económico, político y moral centrado en las preocupaciones que son demasiado fundamentales para descuidar durante más tiempo.

“Las grandes marcas mundiales ahora enfrentan una elección: pueden tratar de superar la tormenta, dejando a los trabajadores en constante peligro, o pueden tomar un camino diferente — uno que incluye beneficios sanos pero sin el número de víctimas humanas la firma de un acuerdo sobre la seguridad cuya implementación se puede monitorerar”, escribe Miller. “Es hora de que los consumidores estadounidenses entiendan cuáles marcas aceptarán sangre en las etiquetas y cuáles no”.

Artículo en inglés