Logo The Nation Publicado en inglés en la revista The Nation bajo el título America’s Rape Problem: We Refuse to Admit That There Is One”. Traducido con autorización especial. Por Jessica Valenti. 

La misma semana en que un video filtrado en Steubenville, Ohio, mostraba a estudiantes de la escuela secundaria bromeando y riendo sobre una adolescente inconsciente en la habitación de al lado que acababa de ser violada — “¡La violaron más rápido que Mike Tyson!”– los republicanos de la Cámara de Representantes dejaban que expirara las Ley de la Violencia contra las Mujeres (VAWA por sus siglas en inglés). Se habían opuesto a una versión ampliada de la legislación que extendía las protecciones para la comunidad LGBT, los inmigrantes y las mujeres americanas nativas.

Esta semana también hemos visto protestas masivas en la India después de que una mujer fue brutalmente violada y murió a causa de sus heridas. Los medios de comunicación estadounidenses que cubrían las protestas en la India en varias ocasiones hicieron referencia a la cultura machista, informando cómo la misoginia es endémica en la India. Sin embargo, la mayor parte de la cobertura de lo sucedido en Steubenville por parte de los principales medios (haga clic aquí para obtener una primicia), no ha hecho tal conexión. De hecho, el estribillo frecuente en las discusiones de Steubenville en comentarios es que estos chicos son “sociópatas” y vergonzosas anomalías. Preferimos pensar en ellos como monstruos a tener que hacernos responsables como nación y decir la verdad: estos violadores son nuestros hijos.

No sólo son cómplices los padres de los violadores acusados ​​igual que los chicos que hicieron bromas — no es sólo Steubenville, una ciudad criticado por poner su preciado equipo de fútbol escolar por encima de la ley y la justicia para una joven mujer. En EUA, Steubenville sucede a diario y todos somos responsables.

Vivimos en un país donde los políticos se refieren a la violación como un “regalo de Dios“, y sugieren que las mujeres regularmente mienten acerca de haber sido violadas. Donde un grupo de jóvenes en la escuela secundaria piensa tan poco del asalto sexual que consideraron que estaba bien — hasta causó de risas — incluso llegando a publicar en línea imágenes de una víctima de violación desmayada, y tuiteron en vivo el acto de la violación, bromeando acerca de que estaban orinando sobre la víctima. Vivimos en un país donde medios de comunicación tan venerados como The New York Times consideran necesario describir a la víctima de una violación en pandilla de 11 años de edad como “usando maquillaje y modas más apropiadas para una mujer de 20 años”. Donde una mujer puede ser despedida porque su jefe la encuentra “irresistible” y el caso criminal por violación de una mujer fracasa porque ella no está casada.

Es hora de reconocer que la epidemia de violaciones en EUA no se trata sólo de los delitos en sí, sino de nuestra propia ignorancia deliberada cultural y política. La violación es tan estadounidense como el pastel de manzana; hasta que aceptemos que tal es el caso, nada va a cambiar.

Las mujeres indocumentadas son algunas de los más vulnerables a la violencia sexual. Lea cómo el Partido Republicano ha dejado a estas víctimas con aún menos opciones. Y no se pierda nada de Jessica Valenti, inscribiéndose para el (en inglés) Resumen Semanal Feminista en The Nation.

Artículo en inglés