Revista The NationPublicado en inglés el 21 de enero del 2013 en la revista The Nation bajo el título ” This President Can—and Must—Claim a Mandate to Govern. Traducido con autorización especial. Por John Nichols. 

Con su segunda toma de posesión, Barack Obama se convertirá en el primer presidente desde Dwight Eisenhower en renovar su mandato después de haber ganado más del 51 por ciento de los votos en dos elecciones consecutivas.

Más importante aún, en un sentido político, él será el primer demócrata desde Franklin Delano Roosevelt en haber ganado los mandatos de la mayoría del pueblo estadounidense en dos elecciones consecutivas.

Esta es la perspectiva que los estadounidenses deberían llevar a las festividades inaugurales. Debemos esperar mucho de Barack Obama. A pesar de cuatro años de maltrato por parte de Fox y Limbaugh y el Tea Party y Mitch McConnell, ha sido reelegido con un mayor porcentaje del voto popular que John Kennedy en 1960, Richard Nixon en 1968, Jimmy Carter en 1976, Ronald Reagan en 1980, Bill Clinton en 1992 o 1996, o George Bush en el año 2000 o 2004.

El mandato de Obama va más allá de sí mismo. Su partido ha aumentado su mayoría en el Senado y los demócratas ganaron 1.4 millones más votos en las elecciones para la cámara que los republicanos. El gerrymandering (la manipulación de las circunscripciones electorales) y el dinero mantuvieron el control republicano de la Cámara, pero el partido de la oposición está en un desorden tal que el presidente realmente tiene una apertura para lograr algo de su mandato.

Obama debe aprovechar esta oportunidad como una parte esencial para emitir audaces órdenes ejecutivas y una agresiva agenda legislativa que traiga no sólo la esperanza sino el cambio que prometió en lo que ahora parece la muy lejana campaña de 2008. Durante el periodo de transición desde las elecciones del 2012, el presidente ha mostrado una disposición a empujar con más fuerza, para ir por lo grande, y ha producido un progreso significativo no sólo en materia de la seguridad de armas, sino en la larga lucha contra el programa de austeridad republicana que eleva al nivel de deidad la desregulación de la protección al consumidor y al medio ambiente, rompiendo la red de seguridad social y reduciendo los impuestos para los ricos donantes de campaña.

Para consolidar ese progreso, y para asegurar que su segundo mandato sea tan visionario y activista como su campaña de 2012 prometió, Obama debe, igual que FDR, aprovechar todas las oportunidades para articular su agenda, no sólo en su discurso inaugural, sino también este 12 de (cumpleaños de Lincoln) en su discurso del Estado de la Unión.

Para ello, el 44avo presidente necesitaría la prudencia de tener en cuenta su conexión electoral con el 32avo, como un demócrata quien después de un difícil primer período ha ganado una segunda administración con un mandato para gobernar. Sí, los tiempos y las circunstancias son diferentes. Obama no tiene el congreso pro “New Deal” de Roosevelt, pero el desafío económico que enfrenta no es de las dimensiones del que enfrentó FDR.

Pero la responsabilidad de Obama en el 2013 es la misma que la de Roosevelt en 1937: el presidente debe desviar la atención de EUA hacia sus perspectivas democráticas. Tiene que decirle a la gente que no sólo él sino todos han logrado algo. Y que se puede lograr mucho, pero muchísimo más en los próximos cuatro años.

Roosevelt lo hizo cuando él utilizó su segundo discurso inaugural para ofrecer un argumento a favor del gobierno que fue, a la vez, audaz y bien razonado.

FDR presentó su primer período como un periodo de lucha “para expulsar desde el templo de nuestra antigua fe a los que lo habían profanado; para terminar mediante acción, infatigable y sin temor, el estancamiento y la desesperación de ese día”. Pero la visión de un segundo mandato en que el gobierno podría convertirse en una fuerza no sólo para controlar los peores excesos de Wall Street, sino para hacer realidad la promesa de la nueva era.

“Instintivamente nos dimos cuenta de una necesidad más profunda, la necesidad de encontrar a través del gobierno el instrumento de nuestro propósito común para resolver los constantemente crecientes problemas del individuo en una civilización compleja. Los repetidos intentos de encontrar soluciones sin la ayuda del gobierno nos dejaron perplejos y desconcertados. Porque, sin esta ayuda, habríamos sido incapaces de crear los controles morales sobre los servicios de la ciencia que son necesarias para hacer de la ciencia un siervo útil en lugar del implacable amo ide la humanidad. Para ello sabíamos que debemos encontrar controles prácticos sobre fuerzas económicas ciegas y hombres ciegamente egoístas”, explicó Roosevelt.

“Nosotros, los de la República sentíamos la verdad de que el gobierno democrático tiene la capacidad innata para proteger a su pueblo contra los desastres que antes se consideraban inevitables, para resolver problemas que antes se consideraban imposibles de resolver. Nos negábamos a admitir que no habíamos podido encontrar una manera de dominar las epidemias económicos al igual que, después de siglos de sufrimiento fatalista, habíamos encontrado una forma de controlar las epidemias de enfermedades. Nos negamos a dejar que los problemas de nuestro bienestar común fueran resueltos por los vientos del azar y los huracanes del desastre”.

“En ello”, concluyó FDR, “nosotros los americanos no estábamos descubriendo ninguna verdad nueva por completo; estábamos escribiendo un nuevo capítulo en nuestro libro de auto-gobierno”.

La genialidad de Roosevelt fue el vincular la democracia con el autogobierno, recordando a los estadounidenses de que mediante las elecciones y el gobierno tienen las grandes fuerzas políticas y económicas que de otro modo los dominan. Después de la campaña electoral de 2012 que sus enemigos republicanos pintaron como un referéndum sobre el papel del gobierno, Obama tiene el mandato para hacer que nuevamente el gobierno trabaje para el pueblo estadounidense. Su discurso inaugural debe reclamar ese mandato con toda la pasión y toda la determinación que Roosevelt dio a la misión hace setenta y seis años.

Artículo en inglés