Screen-Shot-2013-01-02-at-5.18.08-PM5Publicado en inglés el 13 de enero 2014 en la revista The Nation bajo el título I Wear the Badge of Socialist With Honor”Traducido con autorización especial. Por Kshama Sawant.

Nota del director: En una ceremonia de juramentación el lunes, Kshama Sawant convirtió en la primera concejal socialista de Seattle en casi un siglo. A continuación publicamos el texto completo de su discurso de toma de posesión se encuentra por debajo.

Mis hermanos y hermanas:

Gracias por venir hoy aquí.

Esta ciudad ha hecho enormes fortunas para los súperricos y para las grandes corporaciones que dominan Seattle. Al mismo tiempo, las vidas de los trabajadores, los desempleados y los pobres se hacen más difíciles cada día. El costo de la vivienda está por las nubes, y la educación y la salud se vuelven inaccesibles .

Esto no es exclusivo de Seattle. Es vergonzoso que en este, el país más rico de la historia humana, cincuenta millones de nuestra gente — uno de cada seis — viva en la pobreza. Alrededor del mundo, miles de millones no tienen acceso al agua potable y el saneamiento básico y diariamente mueren niños por desnutrición .

Esta es la realidad del capitalismo internacional. Es el producto del gigantesco casino de la especulación creado por los bandidos de Wall Street. En este sistema, el mercado es Dios, y todo es sacrificado sobre el altar de la ganancia. El capitalismo ha fallado al 99%.

A pesar de todo lo que se ha dicho recientemente sobre el crecimiento económico, la recuperación ha beneficiado únicamente al 1% más rico, mientras que el resto de nosotros estamos retrocediendo cada vez más.

En nuestro país, los políticos demócratas y republicanos por igual sirven principalmente a los intereses de las grandes empresas. Un Congreso totalmente disfuncional se las arregla para ponerse de acuerdo en una cosa: aumentos regulares de sus excesivos salarios — pero al mismo tiempo permite que el salario mínimo federal se estanque y caiga cada vez más atrás de la inflación. Vemos el obsceno espectáculo del director general corporativo promedio con un salario de siete mil dólares la hora, mientras que cuando los trabajadores con salarios más bajos piden apenas 15 se les se llaman presuntuosos.

Para empezar a cambiar todo esto, necesitamos un movimiento de masas de los trabajadores y los jóvenes organizados, que se base en su propia fuerza independiente. Así fue que ganamos los sindicatos, los derechos civiles y los derechos LGBT .

Nuevamente, a lo largo y ancho de este país, los trabajadores se están movilizando en pro de una vida decente y digna para ellos y sus hijos. ¡Basta con ver el movimiento los empleados de establecimientos de comida rápida, las campañas de los trabajadores de Wal-Mart, y el activismo heroico para detener el oleoducto Keystone XL!

Justo aquí en Seattle acabamos de presenciar la enorme y victoriosa campaña que pide US$15 la hora. Al mismo tiempo, en el condado de Lorain, Ohio, veinticuatro candidatos se presentaron, no como demócratas ni republicanos, sino como “Trabajadores Independientes” y fueron elegidos para sus ayuntamientos .

Haré todo lo posible por representar a los marginados y los excluidos, los pobres y los oprimidos — luchando por un salario mínimo de US$15 por hora, vivienda asequible, y por gravar a los súperricos para sufragar una expansión masiva del transporte público y la educación. Pero para que aquellos en el poder escuchen mi voz, es preciso que sean los propios trabajadores quienes articulen sus demandas desde sus tejados y se organicen en forma masiva.

Mis colegas y yo en Alternativa Socialista vamos a estar hombro con hombro con todos los que quieren luchar por un mundo mejor. Pero la gente trabajadora necesita un nuevo partido político, una organización de masas de la clase obrera, dirigida por nosotros mismos — y bajo nuestra responsabilidad. Un partido que luche y movilice campañas en a su favor y que audazmente presente alternativas a este sistema en crisis .

Aquí en Seattle, los expertos políticos se preguntan acerca de mí: va a tranzar? ¿Puede trabajar con otros? Por supuesto, voy a reunirme y discutir con los representantes del establecimiento. Pero cuando lo haga, voy llevar conmigo las necesidades y aspiraciones de la clase trabajadora a toda reunión a la que asista, no importa quien esté sentado frente a mí. Y quiero dejar una cosa absolutamente clara: No habrá acuerdos a puerta cerrada con las empresas o sus sirvientes políticos. No voy a vender a la gente que represento. 

Para mi es un honor llevar la insignia socialiasta. Agradezco a los casi cien mil que votaron por mí y los cientos de ustedes que trabajaron incansablemente en nuestra campaña. Sigamos adelante.

La elección de una socialista al Consejo de una gran ciudad en el corazón del capitalismo mundial se ha hecho sentir por todo el mundo. Lo sabemos porque hemos recibido mensajes de apoyo de Europa, América Latina, África y de Asia. Las personas que luchan por el cambio nos han dicho que nuestra victoria les ha inspirado.

A todos los que se preparan para resistir la agenda de las grandes empresas — en Seattle y por todo el país — les hago un llamado a organizarse. Únanse a nosotros en la construcción de un movimiento de masas por la justicia económica y social, por un cambio socialista democrático, en el que los recursos de la sociedad se pueden aprovechar, no en pro de la codicia de una pequeña minoría, sino para el beneficio de todas las personas. Solidaridad.

Artículo en inglés

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