Revista The NationPublicado en inglés el 18 abril del 2013 en la revista The Nation bajo el título “Sex, Lies and ‘Education'”. Traducido con autorización especial. Por Chloe Angyal.

“Si usas un método anticonceptivo, tu madre probablemente te odia”.

“Con solo mirar a cualquiera de ustedes a los ojos ahora mismo puedo decirle si va a ser promiscua”.

Chloe Angyal
Chloe Angyal

Les presento a Pam Stenzel, oradora pro-abstinencia cuya charla causó controversia en una escuela secundaria en Charleston, West Virginia la semana pasada. En la escuela secundaria George Washington, Katelyn Campbel, la presidenta del gobierno estudiantil Katelyn Campbell se negó a asistir a la asamblea obligatoria cuando Stenzel dio su conferencia anti sexo y anti control a la natalidad, y las acciones que la escuela tomó en contra de Campbell como represalia nuevamente traen a colación el lamentable estado de la educación sexual en EUA.

Stenzel, como ella misma lo explica en su charla, pasó nueve años como una “consejera” en un Centro de Crisis de Embarazo en Chicago antes de comenzar a viajar por el país y el mundo dando conferencias sobre los peligros de las relaciones sexuales y las virtudes de la abstinencia. Los Centros de Crisis de Embarazo (CPC por sus siglas en inglés) son pseudo-clínicas, deliberadamente diseñadas para parecer clínicas de aborto, donde las mujeres embarazadas reciben pruebas de embarazo gratis y ultrasonidos y se les da información sobre las inexistentes conexiones entre abortos y cáncer de mama, o el aborto y la infertilidad. Los CPC, que a menudo son financiados por organizaciones religiosas, empujan a las mujeres embarazadas a que den a luz para que pueden dar al bebé en adopción o ellos mismos criarlos (para más información sobre los CPC, leer la inimitable Katie Stack, cuyos videos secretos de las clínicas son espeluznantes).

Tiene sentido, entonces, que la charla de Stenzel esté plagada de desinformación, mentiras descaradas y mojigatería que producen vergüenza en la gente — en su mayoría mujeres — por querer y tener relaciones sexuales.

Katelyn Campbell no quiso tener nada que ver con eso. Después de negarse a ir a la asamblea, ella presentó una denuncia ante la ACLU, y luego alertó a los medios de comunicación. Ella lo llamó “la vergüenza de las putas” (slut-shaming). Luego, el rector, un hombre llamado George Aulenbacher, respondió. Llamó a Campbell a su oficina y la regañó por lo que había hecho:

Luego presuntamente amenazó con llamar a Wellesley College, donde Campbell ha sido aceptada, e informar sobre lo que había hecho. “¿Cómo te sentirías si llamo a universidad y les digo que tienes mal carácter y eres una traidora?”, dijo, según la denuncia.

“Le dije: ‘Adelante'”, dijo Campbell el lunes. “Él continuó regañándome en su oficina. No soy una persona emocional, pero lloré. Me amenazó y amenazó mi futuro con el fin de impulsar su propia agenda personal e hizo que profesores y estudiantes sientan que no pueden hablar por miedo a las represalias”.

Después de esto Campbell presentó un recurso contra él, y siguió hablando con la prensa, demostrando con ello que a pesar de las amenazas de Aulenbacher, ella es precisamente el tipo de estudiante que una escuela como Wellesley quiere aceptar. El argumento de Campbell es que ella y sus compañeros merecen información exacta y sin prejuicios acerca de la salud sexual, y, por supuesto, tiene toda la razón (ella no abordó el hecho de que en una escuela secundaria pública, los estudiantes estén obligados a asistir a una asamblea que fue financiada por un grupo cristiano local y que predicó claramente la moral sexual cristiana, lo que parece violar la necesaria separación entre Iglesia y Estado. Presumiblemente, con suerte, ese aspecto de esta controversia está bajo de investigación).

Stenzel bromea en su charla que su plan para asegurarse de que sus hijos tomen las decisiones correctas sobre el sexo era encerrarlos en una caja hasta que cumplieran los 13 años, y no dejarlos salir hasta que tengan 19. Ahora que su hija tiene 20 años, sin embargo, Stenzel dice que se decidió “dilatarlo hasta los 24”. Ello se debe a que ella quiere desesperadamente proteger a sus hijos del dolor y la angustia que ella ha visto todos los días en los CPC y que ve en las escuelas donde habla. Es evidente que el “encierro con candado” es una broma, pero es una buena metáfora por lo que Stenzel y el rector de George Washington High School están haciendo al exigir a los niños a escuchar esta versión deficiente en datos y pesada en juicio sobre la sexualidad.

Al posicionar su charla como la verdad fría y dura en el sexo, Stenzel le dice a su audiencia que “si tiene relaciones sexuales fuera de una relación permanente y monógama — y la monogamia no significa que es uno a la vez, significa que una pareja que sólo ha estado con usted — si tiene relaciones sexuales fuera de ese contexto, tendrá que pagarla. Nadie que ha tenido más de una pareja ha dejado de pagarlas”. Cuando Campbell llama la charla de Stenzel “la vergüenza de las putas”, no estaba bromeando. Lo que Stenzel está proporcionando, y lo que rectores como Aulenbacher están obligando a sus alumnos a escuchar, no es educación. Es adoctrinamiento. Más que eso, es un moralismo sin valor científico disfrazado la verdad, con el objetivo pretendido de proteger a los estudiantes.

Stenzel tiene razón en una cosa: los adolescentes estadounidenses necesitan conocer la dura realidad sobre el sexo. Esto precisamente es lo que no está ofreciendo, pero es lo que necesitan. Ellos necesitan saber acerca de los condones y la píldora y el aborto y el embarazo y el herpes y el VPH. Ellos necesitan saber sobre consentimiento. Necesitan saber sobre el abuso en una relación. Necesitan saber la verdad acerca de todo aquello para que real y verdaderamente puedan tomar las mejores decisiones para sí mismas.

No es difícil ver las semejanzas entre el CPC y el tipo de “educación” que Stenzel está promoviendo, además de que ella participa en ambas. Los dos engañan y mienten a la gente vulnerable y confiados, y en necesidad de ayuda. Los dos disfrazan como la dura realidad, como la historia real, como algo que “ellos” no le dirían sobre el aborto. Ambos tienen un elevado compromiso con una visión profundamente conservadora de la política sexual, en la que la abstinencia, el matrimonio “tradicional”, y la dicotomía virgen-prostituta están firmemente plantadas.

Lo más importante, es que ambas están marcadas por una profunda desconfianza de las personas a quienes se dirigen, al creer que, de ser equipados con toda la información pertinente, dichas personas tomarán la decisión “equivocada”. Decidirán tener relaciones sexuales antes del matrimonio, o tener un aborto. CPC y la educación de la abstinencia ambos se distinguen por la consecuente convicción de que es lícito mentir para lograr sus fines. Ya sea en cuanto a la salud o en nuestras escuelas, nuestros jóvenes merecen algo mejor que eso.

Por esta razón es que necesitamos más jóvenes como Katelyn Campbell. Necesitamos jóvenes que conozcan sus derechos y no tengan miedo de hacerlos valer. Necesitamos jóvenes que están comprometidos en dar a conocer y compartir la dura realidad acerca de la salud sexual. Que se niegan a quedarse encerrados.

Artículo en inglés