Revista The NationPublicado en inglés el 15 de marzo del 2013 en la revista The Nation bajo el título “A Day in Immigration Court“. Traducido con autorización especial. Por Aura Bogado.

“El asunto es que no creo haber hecho nada malo cuando crucé la frontera alos 3 años”, dijo Marco Saavedra a la jueza de inmigración Terry Bain en un tribunal de New York esta semana. Saavedra, quien el año pasado se infiltró en un centro de detención de inmigrantes, compareció en la corte para actualizar a la jueza Bain en su decisión de si aplicar o no para la acción diferida que, de ser aprobada, pondría fin a su caso y le concedería el estatus para permanecer en EUA durante al menos dos años. Pero Saavedra sorprendió a la jueza y al fiscal cuando dijo que no piensa solicitar.

Aura Bogado
Aura Bogado

Las audiencias preliminares de deportación (master calendar hearings) en el tribunal de inmigración del Bajo Manhattan suenan más como una subasta acelerada que mociones legales pensadas. Cada caso tiene un promedio de unos cinco minutos, y con frecuencia termina con una decisión para una fecha posterior en que se celebrará una audiencia completa. Un fiscal en un elegante abrigo color habano se sienta al lado de un enorme carro lleno de expedientes de casos de inmigración. A medida que cada caso se mueve rápidamente, él van formando una pila gigante en el piso que se ve se podría venir abajo en cualquier momento. Estos archivos representan vidas enteras de gente que ha vivido entre las sombras — cuidadosamente reducidos a una tambaleante pila.

Dado que los casos de inmigración son asuntos civiles, y que los inmigrantes indocumentados no tienen derecho a un debido proceso, los acusados ​​indocumentados no tienen derecho a un abogado. Aquellos que no son deportados y optan por pagar abogados — los cuales corren de una sala a otra, a veces parecen no saber nada acerca de los casos de sus clientes durante las audiencias que tienen lugar con una velocidad de relámpago. En contraste, Saavedra se representó a sí mismo; su audiencia duró cerca de quince minutos, y capturó la atención de casi todos.

Como un joven de 23 años de edad con un caso que atrae simpatía, lo más probable es Saavedra pudo haber logrado que su caso fuera suspendido del todo si hubiera solicitado la acción diferida. Cuando llamaron su nombre, Saavedra se retiró la chaqueta verde militar que vestía durante la audiencia, y reveló una camiseta azul turquesa brillante que decía “soy indocumentado”, en letras blancas, deletreadas de manera que pusiera énfasis en el mensaje. La jueza Bain, que parecía tan compasiva como confundida después de Saavedra tomara una decisión clara, le imploró una y otra vez que aplicara. Finalmente dejó en claro que él si no lo hacía, ella ordenaría su deportación en una audiencia posterior.

La decisión de Saavedra forma parte de una estrategia desarrollada por la National Immigrant Youth Alliance (NIYA — Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes). Consiste en rechazar una salida fácil como una forma de protesta, porque el servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) sigue encarcelando a individuos de baja prioridad — y muchos están siendo deportados. Saavedra está esencialmente tratando de humanizar esa pila gigante de expedientes de inmigración acumulados en el suelo tribunal.

“Bajo la ley de derechos humanos solamente, estamos hablando de demasiadas personas que nunca deberían haber sido puestos bajo detención” me dijo Saavedra. Dice que hay poca rendición de cuentas a nivel judicial, y que muchos casos nunca debería haber llegado tan lejos. El NIYA ha realizado acciones de desobediencia civil en las calles, infiltrado los centros de detenciones y ahora está empujando a los tribunales: su objetivo es tener una presencia organizada de indocumentados en todos los niveles de un sistema que dicen es en gran parte sin escrúpulos.

La audiencia completa de Saavedra está prevista para septiembre — después de tenga lugar el posible paso de la reforma migratoria integral, y un verano agresivo de organización pro-inmigrante. Preguntado si teme que la jueza Bain Juez ordene su deportación, Saavedra no se inmutó. “Cualquier cosa que manden, podemos organizar en contra”.

Este fin de semana marca el punto medio de una marcha de 200 millas de los trabajadores agrícolas inmigrantes y aliados a la sede de Publix en Florida. Para más información sobre éste y otros relatos de primera mano de la lucha de obreros y trabajadores, visite Dispatches from the US Student Movement.

Artículo en inglés