Enmarcada por la discusión en todos los medios 24/7 sobre el encuentro sexual entre su marido, Donald Trump, y la estrella de porno que se hace llamar Stormy Daniels, la primera dama de EUA salió de su claustro para anunciar una iniciativa en contra del “bullying” por internet.
Aunque las encuestas le dan mayor popularidad que a su marido, y en la medida que los mensajes por Twitter reflejan el sentir de un segmento del país, el anuncio de la iniciativa Be Best no salió demasiado bien. Informa The Guardian sobre elementos del programa que tienen elementos de plagio — y plagio nuevamente del trabajo de Michelle Obama, cuyo discurso Melania se fusiló durante la convención republicana.
Algunos mensajes por Twitter recordaron a Melania (o FLOTUS, usando las siglas con que se refieren a la presidencia) que su marido (POTUS en este caso) ha usado el “bullying” como arma política en contra de sus enemigos. Con insultos. Amenazas. Inmisericordes burlas al físico, los antepasados, las enfermedades.
Otros recordaron también que ella misma había participado en los ataques racistas contra Barack Obama cuando cuestionó públicamente si había nacido en EUA o no, siendo su marido uno de los más visibles exponentes de la teoría que se conoció como “Birthers”, y básicamente afirmaba que un afroamericano no puede ser presidente del país.
Pero pasados 15 meses desde que asumió la presidencia Donald Trump, las señales son obvias.
Melania y su marido casi nunca están juntos.
Ella no vivió en la Casa Blanca sino hasta cinco meses después de la inauguración.
Con bastante frecuencia viajan separados.
Numerosas imágenes la muestran reacia incluso al menor contacto físico con el presidente.
Una nota el fin de semana pasado en el Washington Post recoge algunos detalles sobre este matrimonio presidencial como ninguno otro en tiempos recientes.
Según el Post, los Trump “con frecuencia están separados, incluso durante sus ratos libres”, como días feriados y fines de semana.
Cenan cada cual por su lado. “Pasan muy poco tiempo juntos”.
Duermen en habitaciones separados. “Ha construido una barrera de facto entre el Ala Este”, donde se encuentran las oficinas de la primera dama y la Oeste, donde pasa el tiempo Trump, mientras no ve TV en lo que llaman “Tiempo Ejecutivo”.
“Melania casi nunca pone un pie en el Ala Oeste”, dijo una fuente.
Pero no es nada, dijo Stephanie Winston Wolkoff, amiga por años de Melania. “Tienen una afinidad sin palabras”, que lo explica todo.
Nada que ver con los pagos a estrellas de porno, los anuncios de romances con modelos de Playboy, ni las demandas ni acusaciones por parte de otras mujeres.
No obstante lo anterior, informó CNN que el 57% del público tiene una “imagen favorable” de la primera dama — un aumento del 10% desde enero. Superior a la de su marido.
Algunos consideran que puede ser el factor compasión.
Más información en inglés The Washington Post