Trump salvador de VenezuelaIrónicamente, cuando se iniciaron los acontecimientos del pregonado 23 de febrero, en las fronteras de Venezuela con Colombia y Brasil, el presidente colombiano Iván Duque Márquez, dijo “hoy es un día equivalente a lo que fue la caída del Muro de Berlín”. Al concluir una jornada de sangre, fuego y propaganda, Nicolas Maduro, el presidente de Venezuela, había cerrado la frontera con Colombia, ordenado el regreso a casa de todos los diplomáticos de colombianos, dos familias perdieron sus hijos o padres, numerosas personas quedaron heridas, empujando al continente al borde del precipicio.

Y Donald Trump, asediado domésticamente por escándalos a granel y su incapacidad de obtener financiamiento para su muro fronterizo, dio un paso adelante en su estrategia de reelección. Eso mismo: su reelección porque su polítca agresiva de mano dura, intervencionista como en la época de la diplomacia de cañonero tiene enorme resonancia entre los cubanos, venezolanos, colombianos de derechas que en la Florida van a votar por Trump en 2020 y con ello darle los 29 votos electorales que necesita para ganar un estado clave. POLITICO discute hoy la importancia del voto hispano en la reelección de Trump.

Si los demócratas, sea quien sea su candidato, quieren llega a la Casa Blanca, mejor que busquen otra combinación de estados que les sume los 270 votos electorales necesarios.

En medio del humo de propaganda, de las mentiras obedientemente repetidas sin cuestionamiento alguno por los medios de ambos lados, hay hechos innegables.

  • Una que desde hace semanas las tensiones entre Washington, Colombia y el gobierno de Venezuela vienen escalando a diario.
  • Otra, que Juan Guaidó un desconocido al mundo se autoproclamó presidente, unió a la oposición, obtuvo el reconocimiento de Washington, de Iván Duque y unos 50 países del mundo, y desde entonces jugó un papel clave en la organización de un concierto en Cúcuta el día 22 de febrero y la movilización camiones de ayuda “humanitaria” en las fronteras con Brasil y Colombia.
  • También Guaidó durante pidió a sus partidarios de la oposición que salieran a las calles el 23 de febrero
  • Él mismo posó al mando de uno de los camiones con ayuda que iba a ingresar no obstante la prohibición del gobierno.

La ayuda misma no era un simple acto humanitario — ello no quiere decir que no sea necesaria. Pero era un espectáculo político. Tanto el representante del papa en Colombia, como Cruz Roja Internacional, se abstuvieron del evento, aunque emblemas de la Cruz Roja fueron utilzados ilegalmente en Brasil.

Tampoco se puede negar que uno de los camiones fue incendiado en el puente. Este camión, o gandola como dicen en Venezuela, se encontraba a varios metros de los retenes de inmigración y aduanas, es decir en el lado colombiano. Los medios colombianos, y de la oposición a Maduro, dicen que la Guardia Nacional Bolivariana los incineró. Pero ello es cuestionable.

Innegable es que al finalizar el día, Duque (o Washington) había ordenado el retiro de los camiones, Guaidó permanecía en Colombia, y parecía que no cayó el muro de Berlín.

Hay que esperar el Plan B.

Los acontecimientos del 23 de Febrero 2019 mostraron que Maduro no se va a marchar así no más.

Todo indica que el ejército le sigue apoyando y es posible que mucha gente cierre filas con él por la simple razón de que no quieren ser una nación intervenida. A eso se le llama dignidad. Autodeterminación. (Guaidó asegura que 60 militares le apoyan; ¿60 entre cuántos?)

Ello no significa para nada que la coalición que se opone a Maduro vaya a suspender actividades. Es muy probable que busquen crear una “alianza” militar como sucedió durante la invasión de Irak en 2003, Colombia, Brasil, tal vez Chile, apoyados por EUA, y unas cuantas caras de la oposición venezolana.

Sin contar la posibilidad de que Rusia intervenga del lado de Maduro, sería un escenario terriblemente desestabilizador para la región — con movilizaciones por todo el continente, y centenas de miles de refugiados, se desataría un efecto dominó. Lo que queda de la paz en Colombia se iría al traste. La actividad armada — guerrilla, ejército, paramilitares — se extendería del golfo del Darién al Amazonas. Enfrentamientos en las ciudades convertirían a Venezuela en un Beirut, Bagdad, Damasco. O Trípoli. (Mensaje del senador Marco Rubio sobre Muammar Quaddafi).

El costo del petróleo se dispararía al dificultar su extracción.

Duele presenciar cómo Colombia, el país que solo hace unos años firmó un acuerdo de paz con la guerrilla más antigua del continente, y donde se vio la desmovilización de miles y miles de insurgentes, es hoy día uno de los impulsores de una guerra como no ha visto nuestro continente. Es tal el compromiso de Duque con tumbar a Maduro que se ha negado a visitar el departamento de Chocó donde inundaciones masivas afectan a más cinco mil habitantes. 

Aterra ver que EUA, se niegue a aprender las lecciones de la guerra en Irak, millones de muertos, heridos, incapacitados, desplazados: el costo de una intervención en otra nación. Y no obstante, ello aumenta las posibilidades de la reelección de Donald Trump.

Por esta razón, desde este humilde espacio, hacemos un llamado: Ayuda huminataria sí, pero entregada a través de organismos como la Cruz Roja, y autorizada por el gobierno de Maduro mientras se busca una salida negociada a esta crisis, política, humanitaria, de dimensiomes continentales, con mediación de terceros partidos. Porque lo que va a caer no es el muro de Berlín.

“El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas”. Apocalipsis 8:10

Carlos F. Torres

 

Carlos F. Torres
Director El Molino Online
New York, NY, 2/24/2019

 

 

 

 

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