Con el nuevo año escolar, regresan a clases en Harvard unos 70 estudiantes que fueron suspendidos luego de que la magna institución fuera sacudida por un escándalo de trampas en los exámenes.
Según informa Richard Pérez-Peña en el New York Times, vuelven cabizbajos, arrepentidos y bastante humillados.
Las relaciones son muy tensas con el resto del estudiantado. “Creo que todos saben el motivo de mi ausencia, y todo este tiempo hablaron de esto. Pero nadie me ha dicho nada en la cara”, dijo uno al Times.
También, la universidad está cambiando sus normas sobre las trampas, recalcando repetidamente la necesidad de ser honesto e incluso discuten la posibilidad de implementar un código de conducta que los estudiantes debe firmar.
¿Borrón y cuenta nueva? No necesariamente ya que pesan todavía las sospechas de que algunos miembros de la facultad no fueron investigados debidamente por su papel en el asunto.
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