OKAP, #Haiti‘s 2nd largest city reporting massive anti-govt corruption protests today. pic.twitter.com/lqitJVixeN
— HaitiInfoProject 📡 (@HaitiInfoProj) February 7, 2019
Más de 60 muertos por las balas de un gobierno represivo no han logrado intimidar a los miles de haitianos que se han volcado a las calles de la capital, Port-au-Prince, y otras ciudades de la isla exigiendo la salida del presidente Jovenel Moise, y un fin a una administración corrupta y totalmente incapaz, que se remonta directamente al terremoto del 2010, las misiones de “asistencia” de la ONU, las elecciones amañadas, la mortífera epidemia de cólera, y que persigue convertir la isla en una abundante fuente de mano de obra casi regalada para las compañías estadounidenses de ropa.
Esto es lo que afirma Whitney Webb en un extenso artículo en MintPress, que da contexto a una noticia de violencia y determinación que ha comenzado a llegar a los titulares.
Moise encendió la ira popular luego de ser implicado en el desfalco de un préstamo por US$4 mil millones para el desarrollo del país otorgado al gobierno haitiano por el programa venezolano PetroCaribe, igual que por su incapacidad de combatir la inflación de dos dígitos que ha empobrecido aún más la isla.
La violencia sistemática del gobierno, cuyos matones van armados con balas de verdad, no ha logrado parar las protestas. De hecho, el sábado pasado manifestantes apedrearon la residencia privada de Moise — luego de que él declarara que iba a “limpiar” las calles.
In the thick of anti-govt corruption protests in PAP, #Haiti today. pic.twitter.com/pC7wOATbRT
— HaitiInfoProject 📡 (@HaitiInfoProj) February 7, 2019
Agrega la nota en MintPress que en un incidente la policía se ha negado a disparar. Agrega que por lo menos un policía recibió disparos y en algunos sitios las protestas han desembocado en saqueos.
Al mismo tiempo, algunos miembros del partido gobernante PHTK han sido evacuados por helicóptero para el aeropuerto internacional Toussaint L’Ouverture.
El impopular presidente Jovenel Moise fue elegido con menos del 15% de los votos, explica MintPress. Había sido nombrado como candidato por Michel Martelly, un hombre impuesto por el Departamento de Estado de Hillary Clinton en 2010, en una elección cuyo resultado había determinado de antemano y fue implementado bajo amenazas de recortar toda la ayuda internacional.
Jovenel Moise ha sido implicado en el tráfico de narcóticos y el lavado de dinero. Recibió únicamente 600,000 votos de una población de casi 11 millones de ciudadanos. Su victoria fue considerada “un golpe de estado electoral”.
Whitney Webb teje en su nota paralelos entre las protestas en Haití con las de los Chalecos Amarillos en Francia. Así como ambas naciones tienen una historia entrelazada, los descendientes de quienes en ambos lados del Atlántico lucharon contra el despotismo de la monarquía a fines del siglo 18, hoy día luchan contra el despotismo económico, político y social llamado Neoliberalismo.
“Haití es el país más pobre del hemisferio occidental y uno de los países más pobres del mundo en desarrollo. Su ingreso per cápita (US$250) es considerablemente inferior a una décima parte del promedio latinoamericano. Alrededor del 80 por ciento de la población rural haitiana vive en la pobreza. Además, lejos de mejorar, la situación de la pobreza en Haití se ha deteriorado durante la última década, junto con una tasa de disminución del PNB per cápita del 5,2 por ciento anual durante el período 1985-95.
“El asombroso nivel de pobreza en Haití está asociado con un perfil de indicadores sociales igualmente impactante. La esperanza de vida es de solo 57 años en comparación con el promedio latinoamericano de 69. Menos de la mitad de la población sabe leer y escribir. Solo un niño de cada cinco en edad de asistir a la escuela secundaria asiste a la escuela secundaria. Las condiciones de salud son igualmente pobres; La cobertura de vacunación para los niños, por ejemplo, es solo alrededor del 25 por ciento. Solo una cuarta parte de la población tiene acceso al agua potable. En resumen, la gran mayoría de la población haitiana vive en condiciones deplorables de extrema pobreza. Frente a esta realidad desalentadora, la población de Haití continúa creciendo a un ritmo elevado estimado en casi 200,000 personas por año”.
