Ell mismo día en que se cumplieron cien dias de la presidencia de Donald J. Trump — un período de enorme turbulencia que ha puesto patas arriba los protocolos que habían regido el cargo más poderoso en el planeta — tuvo lugar una multitudinaria marcha en la capital de EUA exigiendo que el gobierno actúe en contra del calentamiento global.
Con motivo de la simbólica ocasión, por todos los medios del país se discutieron los logros y las metidas de pata del presidente.
La prensa de la derecha, como Fox News y Drudge Report entre otros, hablaron en términos altamente positivos.
La prensa de la oposición, gran parte de los medios que volcaron su apoyo a la fracasada campaña de Hillary Clinton, dijo todo lo contrario.
Dos realidades diferentes, dos bizarros universos paralelos.
Aquí nos sumamos a la discusión.
Incuestionable éxito para el presidente ha sido la nominación del juez Neil Gorsuch para la Corte Suprema, un respetado jurista con opiniones bastante a la derecha, tal como Trump había prometido.
Otro exito aparente ha sido el esfuerzo por deportar a millones de personas. El presidente ha otorgado nuevos poderes al servicio de inmigración (ICE), y no han parado las deportaciones de personas sin documentos migratorios, tengan o no expedientes criminales. Ello ha sembrado el terror en las comunidades, afectando cada aspecto de sus vidas en un país donde llevan años viviendo.
Sin embargo, en lo referente a inmigración, los tribunales se han enfrentado al Depto de Justicia de Trump, parando la orden ejecutiva para suspender financiamiento a las ciudades que ofrecen santuario a las personas sin documentos y la prohición a viajeros musulmanes.
El presidente tampoco ha logrado derogar y reemplazar el sistema de salud publica conocido como ObamaCare.
Durante estos cien días, en varias ocasiones, el presidente ha cambiado de parecer súbitamente en temas de fondo. Sobre el Tratado de Libre Comercio America del Norte (TLCAN), que durante la campaña se comprometió a anular, a mediados de semana dijo únicamente que había que renegociar algunos puntos.
El presidente también realizó un drástico cambio en cuanto a su política internacional. Después de basar su campaña en la consigna, “EUA primero”, que sería la fórmula contra las desgastadoras intervenciones militares que han marcado las dos presidencias que le precedieron, su política exterior se ha alineado con el segmento intervencionista que dictó la agenda durante la presidencia de George W. Bush.
Así se explican ell ataque a una base aerea Siria, con 59 misiles Tomahawk, la “Madre de todas las bombas” detonada en Afganistan, y el envío de 300 marines más a Afganistán. Además se han incrementado las intervenciones en Siria, Irak, y Yemen del Norte.
En otro nivel, la familia presidencial ha sido objeto de críticas por su extravagante (y carísimo) estilo de vida (mucho golf) con viajes constantes, residencias en varios estados, que requieren protección, a un costo de decenas de millones pagados por los contribuyentes.
La familia presidencial, especialmente la hija mayor Ivanka y su marido Jared Kushner, en más de una ocasión han dado la apariencia de que tienen su propio concepto de lo que es la ética.
Por si importara, el presidente se ha negado a hacer públicas sus declaraciones de impuestos.
Otro dolor de cabeza para la administración ha sido la investigación sobre Rusia, que se niega a desaparecer.
El villano principal por ahora es el desprestigiado asesor de seguridad nacional Michael Flynn, a quien se le acusan de haber mentido al omitir que era agente de Turquía y Rusia. Pero podría alcanzar al multimillonario yerno Jared Kushner, quien a los 36 años es la ficha mas importante de la administración, cuyo imperio financiero también tiene vínculos con Rusia.
Trump expresó cierta frustración cuando en entrevista con la Associated Press dijo que “pensé que sería mucho más fácil”.
El mismo día que se cumplieron los 100 dias de Trump, en los universos paralelos de los Estados Divididos de América, el presidente boicoteó por primera vez en décadas el festín anual de los corresponsales de la Casa Blanca. En vez, convocó a un mitin con sus partidarios en Harrisburg, Pennsylvania, donde denunció los medios y a todos los que se oponen a él. Habló, sin humildad alguna de los enormes logros de su administración.
Dentro de este segmento de férreos partidarios, el apoyo al presidente sigue siendo tan intenso como lo fue hace 100 días cuando asumió el cargo.
Lamentablemente para él, este segmento es solo parte de una nación altamente divida.
Todo esto sucedio en otra semana en EUA.
Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
New York, NY, 4/29/2017