La situación en Siria ha alcanzado el punto de caer en una vórtice que, además de agravar la deteriorante situación de derechos humanos, crearía un vacío de poder en que nadie se beneficia.

Por esta razón, Robert D. Kaplan y Kamran Bokhari, analistas de la revista Stratfor, quizás la opción menos caótica sea un diálogo, principalmente entre Turquía e Irán, con miras a un acuerdo para la salida del poder de Bashar al Assad.

El régimen de Assad, recuerda, es un gobierno que llegó al poder hace 42 años con la mano dura de Hafez al Assad, padre del actual dictador, y se ha mantenido mediante la brutalidad institucionalizada que ha logrado controlado los conflictos tribales.

Su salida del poder puede precipitar una crisis de enormes propociones, dice, con ejércitos tribales peleando entre sí.

Las consecuencias de ello serían enormes, dice.

Turquía tendría graves problemas de refugiados en sus fronteras.

Líbano podría convertirse en el campo de batalla de la guerra civil Siria.

En Jordania, un régimen poco popular, estaría vulnerable a un alzamiento regional.

Los octogenarios jeques de Arabia Saudita sentirían los efectos de la caída de uno de los principales regímenes árabes.  Los líderes de esa nación, dice Stratfor, enfrentan una situación donde su desprecio por Siria, aliado de Irán, no es superior al temor a un estado fracturado en medio de disputas tribales.

Israel se encuentra en medio de todo esto, dice.

En Irán, el gobierno chiita teme que terroristas sunitas operen con plena libertad en la región fronteriza de Siria y, por esta razón, harán todo lo que puedan por mantener a Assad en el poder, aún si desprecian su ineficiencia.

Agrega que para Rusia, la estabilidad de Siria es clave, por un lado porque el puerto mediterráneo de Tartus es clave para su flota naval, por el otro porque Irán y Siria son los únicos aliados que le quedan en la región.

Además, la caída de un gobierno aliado tiene el potencial de sacudir los regímenes autoritarios de Asia Central.

EUA, por su parte, no quiere una situación similar a Yugoslavia donde las guerras étnicas crearon enorme presión para una intervención militar durante la década del 90.

Stratford recuerda que la situación de los derechos humanos es, irónicamente, peor cuando el caos total con bandas armadas sustituye el orden, que cuando un régimen autoritario controla.

Cita los casos de Yugoslavia, que al morir Tito se abrió la guerra civil y étnica en la región; la caída del gobierno de Saddam Hussein mediante la intervención de EUA, que causó unos 200,000 muertos civiles; la situación actual en Libia, que sigue sin un gobierno central estable y Malí, vecina nación, donde comienzan a sentirse los efectos de Libia.

Ello recalca la importancia, según el análisis de Stratfor, de un acuerdo entre Turquía e Irán sobre el reemplazo de Assad.

Dice que los iraníes todavía no han llegado a esa conclusión — pero el mero hecho de que la artillería antiarea siria pudiera derribar a un avión turco sin represalias indica que el todavía Teherán ve en Assad cierto potencial de supervivencia.

Pero las cosas tienden en esa dirección, dice.

Esta opción es preferible, agrega, que una guerra indirecta de EUA contra Irán y Rusia en Siria.

Resultado de ello, dice, podría ser un gobierno que se distancie algo de Irán.

Artículo en inglés

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