Paul MillerPaul Miller, escritor sobre tecnología, acaba de completar 12 meses de vida sin internet y comenta sobre sus experiencias en Verge.

Fue un error, dice.

Pensó que le haría más feliz, más productivo, más “real”.

“Mi objetivo, como un escritor de tecnología, era descubrir lo que internet me había causado durante estos años”, dice describiendo sus nobles objetivos.

Al pasar un año a secas, dice, “No solo yo me convertiría en un mejor ser humano, sino que además ayudaría a que todos fuéramos mejor seres humanos. Al finalmente comprender la manera en que internet nos ha corrompido, podríamos luchar”.

Eso pensó, dice, y así fueron los primeros meses después de que de un momento a otro cortó el cordón.

Dice que perdió peso, produjo artículos, escribió media novela y estudió literatura griega. “Durante esos primeros meses me sentí fantástico porque estaba libre de las presiones de la Internet”, escribe.

“Mi libertad se sentía tangible”.

Sin embargo, dice, una vez que vivir sin cables se convirtió en su nueva realidad, volvió a caer en viejas mañas, siempre encontrando maneras de posponer las cosas, aislándose cada vez más del mundo.

Su lección neta, dice, es que internet no existe al margen de la sociedad ni de las interacciones humanas. “Internet no es una búsqueda individual, es algo que hacemos con los demás”, escribe. “Internet es donde la está la gente”.

 Columna en inglés

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