La situación en las plantas nucleares japonesas ha empeorado, yendo de una posibilidad aterradora a una aterradora realidad que bien podría tener consecuencias devastadoras, impactando la gente y el planeta por siglos o más.

Lamentablemente, esto no es lo peor. Seguida la explosión esta mañana en la planta de Fukushama, les preocupa ahora a las autoridades que la incapacidad de enfriar los reactores nucleares escale a una fusión de núcleo, el accidente más temido en una central nuclear, producto de una cadena de fallos de los sistemas de seguridad, desencadenando una reacción nuclear incontrolable, con elevadísimas temperaturas que provocan una fusión de los materiales radiactivos.

Ello conduce a la expulsión masiva en la atmósfera o el subsuelo de enormes cantidades de materiales radiactivos. La contaminación por radiactividad puede durar por miles de años.

El más reciente ejemplo de una fusión de núcleo tuvo lugar en Chernobyl, en Ucrania en 1986. Según Wikipedia, en este accidente, “Hubo que evacuar a 600.000 personas de sus hogares, siendo la cifra oficial de 31 muertos y la extraoficial de varias decenas de miles”.

En EUA, en 1979, en Three Miles Island tuvo lugar una fusión de núcleo pero fue contenida dentro del edificio de contención.

Científicos también han creado otro escenario hipotético, ya que afortunadamente no ha habido un accidente similar. Teóricamente, la fusión del combustible y el material de la vasija que lo contiene van fundiendo todos los materiales a su alrededor, derritiendo las barreras de concreto, saliendo del edificio, bajando en dirección al centro de la tierra, atravesando capas del suelo hasta llegar al agua subterránea. Al lograrse contacto, se crean explosiones de vapor radiactivo. A este fenómeno se le conoce como el Síndrome de China.

Una fusión de núcleo no puede resultar en una explosión nuclear comparable a las de una bomba usada con fines militares.

Fuente y foto: Wikipedia