Weinsteir SatiroLo más triste del escándalo de Harvey Weinstein, el magnate de Hollywood caído en desgracia desde que se hicieron públicos algunos de sus crímenes sexuales a través de muchos años, es que era un secreto a gritos. Es decir “todos sabían que era así”.

En 2013 al anunciar una nominación al premio Oscar, el actor Seth McFarlane había dicho, “Felicitaciones muchachas ahora no tendrán que aparentar que sienten atracción hacia Harvery Weinstein”.

Jane Fonda, emblemático rostro del progresivismo en EUA durante medio siglo, realizó su propio Mea Culpa. Dijo sentir vergüenza porque conociendo desde por lo menos un año los crímenes de Weinstein, ella se había mantenido en silencio.

Pero Jane Fonda, igual que muchos otros del mundo de la farándula que donan tiempo, dinero y presitigio a las llamadas causas liberales, habían mantenido cerrado el pico. Y ello fue en efecto la complicidad que permitió que Weinstein se saliera con la suya, obligando a jovenes artistas a visitarlo en su habitación, ser recibidas por él desnudo, verlo bañarse, darle masajes, esquivar besos y toqueteos. En algunos casos ser forzadas a realizar sexo oral con él, soportar mientras se masturbaba en frente a ella.

Ser violada.

Sin poder decir nada so temor de caer en el listado negro de Hollywood, como asegura que le sucedió Rose McGowan.

Varias preguntas han surgido a raíz del caso de Weinstein.

¿Por qué NBC News rechazó la investigación que llevó a cabo Ronan Farrow por casi un año, recogiendo los testimonios de numerosas víctimas del sátiro? NBC se negó a publicar la investigación de Farrow. Fue cuando el New York Times publicó su propio artículo que la revista NewYorker compró el trabajo de Farrow.

¿Por qué durante varios días no dijeron nada al respecto importantes políticos demócratas, como Barack y Michelle Obama, ni Bill y Hillary Clinton?

¿Cuándo se enteraron los Clinton de las acusaciones que pesaban contra Harvey Weinstein? ¿Antes o después de recibir US$100,000 para la Fundación Clinton?

Lo más seguro es que jamás sabremos.

El escándalo de Harvey Weinstein, trae a colación nuevamente el abuso de poder y la criminalidad sexual por parte de los poderosos en EUA.

Estas vez, las acusaciones enfocan en los demócratas.

Hasta que el país comenzó a discutir los crímenes de Weinstein (hace una semana), los demócratas podían acusar al presidente Trump de básicamente lo mismo. Durante la campaña 2016, varias mujeres acusaron al candidato Donald Trump de abuso sexual. El 7 de octubre 2016, en medio de la campaña presidencial, surgió una grabación donde Donald Trump usa un lenguaje denigrante mientras hace alarde de lo que él, en calidad de celebridad, hace con las mujeres.

Las acusaciones de Trump como depredador sexual fueron parte del debate presidencial 2016. Hillary Clinton atacó a Trump, pero ella a su vez tenía un flanco débil, ya que su mismo marido había estado en una serie de escándalos sexuales con varias mujeres, incluyendo una joven becaria muchos años menor que él. Primero como gobernador de Arkansas, luego como presidente de la república en la Casa Blanca. Y Hillary, en calidad de esposa, había atacado a estas mujeres, llamándolas “Bimbo” (término despectivo que define a una mujer atractiva sin mucha inteligencia).

Aún así, muchos liberales han visto a Donald Trump como un monstruo abusador de mujeres. Al mismo tiempo, los demócratas se han posicionado como los paladines pro igualdad de derechos.

Hasta que se destapó la olla podrida de Harvey Weinstein.

Poderoso, y bien conectado, Weinstein recolectó millones para las arcas demócratas — además de donar más de US$1,000,000 de su fortuna personal. Tenía el rango de “empaquetador” de contribuciones grandes al partido demócrata (“bundler”), obteniendo enomes cheques para los cuales organizó glamorosos eventos salpicados de estrellas, como Leonardo DiCaprio y Jennifer López; o conciertos como aquél en Broadway en octubre pasado con el compositor de “Hamilton”, Lin-Manuel Miranda, según indica Los Angeles Times.

Los conservadores del país, mientras tanto, sufrían escándalos. No solo al tener a Trump como presidente, sino también en Fox News, portal de la derecha de EUA, donde por acoso sexual habían perdido sus cargos Roger Aisles, el presidente del canal, y Bill O’Reilly, un presentador de ultraderecha.

Hasta que revenó el bombazo de Harvey Weinstein.

“Hollywood se mantuvo al margen sin hacer nada y continuó dándole trabajos a este individuo, glorificándolo”, dijo Alex Marlow, editor en jefe del derechista portal Breitbart News, en una entrevista.” El escándalo podría erosionar aún más la credibilidad de Hollywood. Mientras Weinstein atacaba a personas vulnerables, “toda la ciudad que emana virturd sobre los derechos y el  empoderamiento de las mujeres permanecía en silencio”.

El Partido Republicano está usando el caso de Weinstein para movilizar a sus bases, señalando cuáles demócratas aceptaron dinero de Weinstein. Ya los políticos están a la defensiva. Chuck Schumer ha dicho que donará a una asociación caritativa que trabaja con mujeres la suma de US$14,200, que recibió de Weinstein. Richard Blumenthal, Connecticut; Cory Booker, New Jersey; Martin Heinrich, Nuevo México; Patrick Leahy, Vermont; Kamala Harris, Californinia. Todos ellos recibieron dinero de Weisntein, y ahora piensan donar sumas iguales a diversas organizaciones.

Cuando se trata de crímenes sexuales tantos demócratas como republicanos de EUA tienen mucho de que avergonzarse. No solo en el sentido que ambos parecen ser igualmente culpables; sino que ambos lados, estando embadurnados de pies a cabeza, están dispuestos a tirar la primera piedra. En contra del otro bando.

Esto se llama hipocresía. De la brava.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. Torres

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
Pennsylvania, 10/15/2017