¿Violó el congresista Devin Nunes — presidente del comité de la Cámara de Representantes que investiga la posible injerencia rusa en la elección del 2016 — el protocolo de la Cámara al compartir con ell presidente Trump información sobre una investigación relacionada con su equipo de transición?
Eso es que lo sostienen miembros demócratas del comité a quienes Nunes puso de lado para reunirse primero con el presidente. (Nunes tampoco dijo nada a sus colegas republicanos sobre la información que, según él, le había hecho llegar una “fuente” en una agencia de seguridad.
Según informes, la fuente dijo a Nunes que durante la investigación al equipo de Trump “incidentalmente” se obtuvo información sobre el equipo de Trump. Los demócratas sostienen que el protocolo exigía que Nunes informara sobre los hallazgos al comité que preside, no al presidente. Después de todo, el comité del congreso debe ser independiente de la Casa Blanca ya que son dos ramas diferentes del gobierno.
Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, emitió un fuerte comunicado que llamó la reunión entre Nunes y el presidente un hecho “sin precedentes” que “constituye un acto de desviación y desesperación”.
“La conducta altamente irregular del congresista Nunes con la Casa Blanca plantea serias dudas sobre su imparcialidad, especialmente teniendo en cuenta su historia como parte del equipo de transición de Trump. Nunes está profundamente comprometido y no puede dirigir una investigación honesta”.
Este es, hasta el momento, el capítulo más reciente del escándalo de la Casa Blanca sobre Rusia.
Sigue los eventos del lunes, cuando el director del FBI James Comey al testificar ante el comité del congreso que preside Devin Nunes trajo dos malas noticias a la Casa Blanca.
Primero, dijo que desde julio el FBI venía investigando la campaña Trump por sospechas de vínculos con Rusia. Al no poner un límite cronológico sobre la investigación, creó la posibilidad de que el escándalo siga indefinidamente, afectando la agenda de la presidencia.
También dijo Comey que no tiene ningún tipo de evidencia que sustente las acusaciones del mismo Donald Trump, lanzadas como muchos de sus arranques de ira por Twitter, de que Barack Obama había ordenado que le interceptaran sus comunicaciones. Con ello cuelga del pescuezo del presidente lo que muchos han llamado una mentira.
En reacción a estas acusaciones, la Casa Blanca ha tratado de argumentar que Trump usó las palabras “escucha telefónica” más en el sentido de una vigilancia en general, no de una intervención real y verdadera. Pero ni republicanos ni demócratas han tomado muy en serio esa afirmación diluida de lo que dijo Trump inicialmente.
Opositores demócratas a Trump, y los medios de comunicación que coinciden con ellos, creen que el objetivo de Nunes ha sido proteger a la Casa Blanca y, según Adam Schiff el demócrata de mayor rango en el comité, “desviar la atención de las palabras del director Comey”. El mismo Nunes ha dicho que las aseveraciones de Comey crean “un nubarrón gris” sobre la administración.
Muy seguramente, escucharemos sobre este tema durante meses.
Más información en inglés The Hill