Imagen cortesía Yemen Watch

El magnicidio en Haití ilumina la nueva exportación de Colombia: la muerte

Muy oportuno el artículo de Joshua Collins y Parker Asmann sobre la exportación de mercenarios colombianos a zonas de conflicto en el mundo que publica en inglés World Political Review.

Documenta este dato poco conocido, que reventó hace unos días con el brutal asesinato del presidente de Haití Jovenel Moïse, magnicidio en el que participaron dos docenas de militares (y ex militares) colombianos.

“Mercenarios colombianos han estado presentes en casi todos los rincones del mundo afectados por conflictos”, dice la nota.

“Unos trabajan legalmente como contratistas en Irak, Yemen y Afganistán, otros entrenan carteles en México. Tienen una gran demanda debido a su reputación como combatientes bien entrenados y fogueados en combate, con una considerable experiencia de combate en la guerra de guerrillas y otros entornos de seguridad complejos.

Colombia tiene un ejército grande y muy bien entrenado, además existen relaciones entre militares y grupos paramilitares. Grupos rebeldes ,como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, más conocidas como las FARC, y el Ejército de Liberación Nacional, o ELN, se han enfrentado a las fuerzas armadas colombianas, y también contra las milicias privadas organizadas por partidarios del gobierno.

El respeto a los derechos humanos por las fuerzas militares y paramilitares es casi inexistente, señala la nota.

Algunos veteranos paramilitares de las llamadas Auto Defensas, que apoyaron al gobierno colombiano durante la larga guerra civil incluso fueron contratados para ayudar a defender a los terratenientes hondureños tras el golpe de estado de 2009 en el país”.

“Estamos entrenados para matar”, dijo el ex soldado Carlos Martínez a WPR. “No hay otra forma de describirlo”.

Frente a las dificultades de reinsertarse se en la vida civil, al salir de la fuerzas armadas algunos de estos antiguos soldados “muchos se convierten en contratistas de seguridad privada, un eufemismo para mercenarios que se utilizó ampliamente durante la guerra de EUA en Irak”.

Una de las más conocidas “empresas de seguridad” es Blackwater, fundada por el millonario estadounidense Erik Prince (hermano de Betsy Devos, secretaria de educación bajo Donald Trump). Durante el conflicto en Irak, Blackwater asesinó a 17 civiles, hiriendo a 20 más en Bagdad.

Erik Prince ha seguido expandiendo su imperio, llegando a un acuerdo para construir un ejército privado permanente en asociación con Arabia Saudita en 2011. Algunos de sus reclutas más atractivos eran veteranos colombianos y ex miembros paramilitares.

¿Por qué?

“El punto de venta no fue solo que los soldados colombianos habían sido ‘probados en batalla’”, dijo Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis, una firma de investigación y consultoría en Bogotá. “Habían trabajado con las fuerzas especiales de Estados Unidos. Habían sido entrenados por asesores estadounidenses”. (El Pentágono anunció el jueves que al menos algunos de los 21 ex soldados colombianos arrestados en relación con el asesinato de Moise en Haití habían recibido entrenamiento por parte de asesores estadounidenses durante su tiempo en el ejército colombiano).

Además, desde un punto de marketing, los colombianos “son más baratos que sus contrapartes norteamericanas”.

World Political Review (en inglés)