El brutal asesinato de 11 personas en una ceremonia religiosa judía en Pittsburgh, Pennsylvania, relegó al tercer lugar otro crimen racial, éste en un supermercado en Louisville, Kentucky, donde un pistolero ultimó a dos ciudadanos afroamericanos.
En medio de estos actos de terror racista, EUA entera se mantuvo a la expectativa con el drama de 14 petardos envíados a las residencias o a las oficinas de individuos que han manifestado su oposición a las políticas implementadas por la administración Trump.
Trump, en numerosos mítines de apoyo a candidatos republicanos para el congreso en la elección del 6 de noviembre y desde su tribuna en Twitter, ha atacado en los términos más insultantes — “ratera”, “bajo cociente intelectual” — a las personas que recibieron los explosivos. Cesar Sayoc, un individuo, quien en Trump presuntamente había encontrado “un padre”, fue detenido.
Por fortuna, los explosivos no detonaron. Nadie murió.
(Muchos comentaristas de la derecha habían dicho que todo era un montaje. Algunos rectificaron. Otros solo borraron sus palabras en las redesde sociales).
Pero en Louisville, Kentucky, el resultado fue diferente: dos muertos a manos de Gregory Alan Bush quien disparó un tiro en la cabeza a un ciudadano negro en una tienda Kroger. Luego le propinó varios otros balazos. Según informes, campante salió de la tienda y mató a una mujer negra. Tranquilamente dijo a los testigos que no los mataba a ellos porque “los blancos no matamos a los blancos”.
Gregory Alan Bush había intentado ingresar a una iglesia afroamericana.
Todo ello precedió la violencia del sábado.
Una reconstrucción de los hechos muestra que a eso de las 10 am, Robert Bowers, armado de un fúsil AR 15 y varias armas cortas, entró a la sinagoga “Árbol de la vida” gritando “Todos los judios deben morir”. Abrió fuego contra una ceremonia de circunsición.
Asesinó a 11 personas y dejó varios heridos antes de que él mismo fuera herido y detenido por las autoridades.
Ha sido éste el peor ataque antisemita en la historia de EUA.
Un análisis de sus comentarios en la red social Gab — donde los neo nazis y sus semejantes discuten sus teorías y posibles crímenes — indican que sentía hacia los judíos porque, según él, eran responsables por traer refugiados a EUA que desplazarían a los blancos.
En particular denunció a HIAS, organización hebrea cuyo lema es “Bienvenidos extranjeros, protejamos refugiados”.
Así, el odio a los refugiados y extranjeros, sumado a los ataques contra filántropos judíos como George Soros (a quien desde muy alto en las esferas de poder republicano en EUA se le acusa de financiar las caravanas de migrantes centroamericanos que piden asilo en esta nación) y enmarcado en la facilidad de comprar potentes armas de calibre militar, han resultado en las muertes de 11 víctimas inocentes en Pittsburgh, un sábado 27 de octubre 2018.
Se vive en EUA un odio ciego, violento, irracional, impulsado en gran parte por la retórica anti inmigrante que emana desde muy arriba en las estructuras de poder de EUA, con un lenguaje venenoso repetido constantemente a través de líderes políticos, comentaristas por radio, TV, los portales noticiosos, y las redes sociales.
Ni las bombas de Sayoc, apodado el MAGAbomber, ni el asesinato en el Kroger por un “blanco que no mata blancos”, ni la masacre de los inocentes en Pittsburgh, distrajeron al presidente de EUA de sus esfuerzos por apoyar candidatos republicanos para el congreso.
Abundante y generosa cosecha han producido los frutos del odio y la xenofobia, en otra semana que pasó en EUA.
Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
Pennsylvania, EUA, 10/28/2018
imagen via cnn
