Refugiado Centroamericano
Evelyn Noeme Durán, de 22 años de edad, atravesó México sola desde Guatemala. (Foto: Joseph Sorrentino, via In These Times).

Crisis de refugiados centroamericanos sigue. Igual que la crisis de refugiados sirios que acuden a Europa en busca de asilo, decenas de miles de centroamericanos siguen escapando la violencia de las pandillas en dirección norte. De leer los principales medios de EUA, sin embargo, cualquiera pensaría que ese éxodo es algo del pasado por la sencilla razón de que menos refugiados están llegando a la frontera.

Eso sostiene en una nota en In These Times Joseph Sorrentino, quien ha viajado extensamente por México, país que con la ayuda millonaria de EUA, viene implementando una política de detención y deportaciones por los miles.

Pero como en EUA no es noticia, entonces para el público la crisis no existe.

El hecho es que tenemos una crisis humanitaria aquí. CBP [Aduanas y protección fronteriza] puede anunciar que menos refugiados están llegando a nuestras fronteras, pero no es porque menos estén intentándolo; es porque más de ellos están siendo detenido en México. Un artículo del New York Times publicado el pasado mes de junio — una rara excepción al silencio de la prensa de EUA — informa que México deportó a casi 93,000 centroamericanos en los primeros siete meses del año fiscal 2015; 23,000 más que EUA. Y el Instituto de Políticas de Migración informó en septiembre que México tiene el objetivo de deportar a un 70% más de centroamericanos que el año pasado, mientras que se espera que los estadounidenses deportaciones a ser reducido a la mitad. No sólo México está haciendo nuestro trabajo sucio con la deportación de los centroamericanos, pero estamos pagando por ello: De acuerdo con un artículo del 10 de octubre del New York Times, EUA ha dado a México decenas de millones de dólares en el año fiscal 2015 para evitar que estos refugiados lleguen a nuestra frontera.

En los casos en que estos refugiados alcanzan las fronteras de EUA, se les encierra como criminales, agrega.

Muchas de las mujeres y niños caen en “centros familiares” de detención donde se pudren durante meses, incluso después de haber comprobado que sus vidas correrían peligro si regresan a sus naciones. Cuando finalmente se les pone en libertad, llevan un brazalete de tobillo: El mismo que se le obliga a llevar a los criminales.

Artículo en inglés.

Foto Joseph Sorrentino